Dos años han pasado desde que François Hollande fuera elegido presidente de Francia en las urnas en un clima de esperanza en el seno del país vecino, que reclamaba un cambio en las políticas del Elíseo, marcadas en los últimos años por la austeridad proclamada por Nicolas Sarkozy. Los galos depositaron su anhelo de un giro radical en el líder socialista, quien, con el paso del tiempo, se ha convertido en una decepción incluso entre quienes le mostraron su apoyo en las urnas.
Y es que Hollande celebra hoy el segundo aniversario de su designación en sus horas más bajas, ya que, según un sondeo publicado ayer, el 35 por ciento de los ciudadanos que le respaldaron en la segunda vuelta de las elecciones de 2012 asegura que ahora no volvería a hacerlo, mientras que el 52 por ciento de ese mismo sector evalúa negativamente su actuación.
De acuerdo con la encuesta, el 16 por ciento de los consultados afirma que no votarían por el líder progresista en una hipotética segunda vuelta frente a Sarkozy, de celebrarse ahora los comicios, mientras que el 19 por ciento señala que «probablemente no» lo haría.
Sin embargo, conviene resaltar que ese 35 por ciento estaría integrado, mayoritariamente, por simpatizantes de otros candidatos que no consiguieron pasar de la primera vuelta y apoyaron a Hollande porque no querían la renovación de Sarkozy en el poder, como los votantes del izquierdista Jean-Luc Mélenchon y el centrista François Bayrou.
En este mismo sentido, entre los socialistas, un 44 por ciento asegura que volvería a depositar su confianza en Hollande, quien, además, puede tener el consuelo de que más de la mitad de quienes le eligieron (el 58 por ciento) cree que, aunque su elección hubiera sido Sarkozy, éste no lo habría hecho mejor en estos dos años.
Segunda fase
En cuanto al balance que hacen los ciudadanos franceses de los dos años del mandatario en el Elíseo, según este sondeo realizado entre el 22 y el 24 de abril sobre una muestra de 1.048 personas, es bastante sombrío. Así, el 52 por ciento hace una evaluación «muy negativa» y el 34 por ciento «bastante negativa», mientras que solo el 13 por ciento la ve como «bastante positiva» y apenas un 1 por ciento habla de gestión «muy positiva».
Este panorama no parece hacer mella en Hollande, que el pasado domingo, en una entrevista concedida al Journal du Dimanche, aseguraba que «hemos entrado en la segunda fase del quinquenato, la recuperación no ha terminado, pero el cambio económico llega».
No lo ven igual en la oposición. «Desde hace dos años, cuando fue elegido, todos los meses va a la televisión para decir a los franceses: No os preocupéis, la cosa se va a arreglar», ironizó el líder de la UMP, Jean-François Copé, en referencia a las repetidas declaraciones del mandatario anunciando la salida de la crisis.
Hollande sufrió el mes pasado un fuerte varapalo en las elecciones municipales que le obligó a remodelar su Gabinete y a designar primer ministro a Manuel Valls, el miembro de su equipo con un mayor índice de popularidad y quien se ha convertido en un firme defensor de ajustes económicos muy controvertidos.
Además, en dos semanas se someterá a una nueva prueba en las urnas en las elecciones europeas en las que el ultraderechista Frente Nacional podría ser la fuerza más votada, según los sondeos.
