El dolor y la emoción marcaron ayer el funeral ofrecido en memoria de las víctimas del terremoto de Lorca, acto que fue presidido por los Príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia, y por el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero. Alrededor de 3.000 personas acudieron a dar el último adiós a cuatro de sus vecinos, porque en el caso de los otros cinco fallecidos, sus familias prefirieron despedirse en unas ceremonias más íntimas.
El acto se celebró en el recinto ferial de Santa Quiteria, donde también se encuentra instalado desde el pasado miércoles el principal centro de atención a los damnificados por el seísmo.
Los Príncipes llegaron al lugar unos minutos antes de las 11,00 horas y, tras ser recibidos por Zapatero, se reunieron con las autoridades locales y con algunos de los afectados.
Durante el oficio religioso se vivieron varias escenas de gran impacto, ya que ciertos parientes estaban absolutamente desolados ante una tragedia que «todavía nadie se puede explicar», como reconoció durante la homilía el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes.
El responsable de dirigir la ceremonia animó a los ciudadanos de la localidad murciana a hacer frente a las consecuencias de este «golpe seco de la naturaleza», que ha generado un «escenario de angustia y lágrimas», e instó a las instituciones públicas y a las empresas privadas a apoyar «el resurgir» del municipio.
«No es fácil encontrar consuelo en una situación tan dramática, pero no debemos perder la calma», añadió el prelado, quien dio las gracias por las muestras de solidaridad llegadas desde todo el mundo, entre las que se incluyó una del Papa Benedicto XVI.
El Sumo Pontífice envió un telegrama a través del cardenal secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, en el que quiso transmitir sus condolencias y su respaldo a los perjudicados.
Lorca Planes, que destacó la «diligencia» con la que las instituciones están gestionando la complicada situación, advirtió de la necesidad del compromiso «de todos para resolver las necesidades más urgentes». «La violencia del seísmo ha creado coyunturas difíciles, pero esta tierra volverá a su esplendor», garantizó el obispo.
Cabe mencionar que, durante el funeral, al menos cuatro personas tuvieron que ser atendidas por los servicios sanitarios, a causa de ataques de ansiedad.
El acto religioso concluyó con un minuto de silencio en memoria de las víctimas, después del que todos los asistentes llevaron a cabo un prolongado aplauso.
impulso. Los Príncipes, vestidos de luto, aguardaron en solitario frente al altar mientras los féretros eran transportados a los vehículos funerarios, que los trasladaron al cementerio de la población.
Posteriormente, tras despedirse de los familiares de los muertos y de los vecinos de Lorca, Don Felipe y Doña Letizia iniciaron una visita por las zonas más afectadas por el seísmo.
El hijo del Rey Don Juan Carlos no dudó en insuflar ánimos a los ciudadanos para superar esta tragedia. El heredero de la Corona impulsó a los habitantes de la localidad a «levantarse con fuerza y encarar el futuro para, poco a poco, recuperar la normalidad con el apoyo de todos».
Además de Zapatero, también asistieron a la celebración el presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y jefes de otros Ejecutivos autonómicos, como por ejemplo el de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps.
En definitiva, se trató de una nueva jornada intensa y dolorosa para los lorquinos, y especialmente para los que han perdido a algún ser querido debido a un desastre que nadie podía prever.
