“Tengo dos espinas clavadas en mi carrera. Una es la Copa de Granada, en la que siendo entrenador del Caja todo nos salió mal, y otra es más reciente, la derrota por 7-0 ante Irán siendo ya seleccionador de Japón, en la que el entrenador iraní pidió tiempo muerto faltando 46 segundos para el final. Espero algún día poder sacarme esas dos espinas”. Quien así habla es Miguel Rodrigo, uno de los entrenadores que más huella dejó en el Caja Segovia, y que ayer pasó por la ciudad para comprobar el ambiente copero que comienza a respirarse.
¿Qué ha cambiado en el fútbol sala japonés desde que llegó Miguel Rodrigo hasta ahora?
Ha cambiado su forma de hablar del fútbol sala, en lo que se refiere a conceptos repetidos desde que llegué, y que ya se han asimilado por parte de los entrenadores y los clubes. Se ha creado una cultura de juego en la que es obligatorio tratar de ofrecer el mayor espectáculo posible, predominando el ataque sobre la defensa.
En Japón hay tres jornadas centrales, la del debut, una intermedia y la final, en la que todos los equipos juegan en una misma sede, que puede ser Tokio, Osaka… y de esta manera el aficionado tiene la ocasión de ver a todos los equipos en una sola jornada. En Tokio se han llegado a juntar 7.000 espectadores en el pabellón, y por eso no se puede especular con los resultados. Es una idea españolizada del juego, que creo que se ha modernizado.
¿Y en qué ha cambiado Miguel Rodrigo en su época japonesa?
En que hablo un poco de japonés, y he mejorado mi inglés. Como persona, me cuesta adaptarme cuando vengo a España, que es como es y no lo cambiaría por nada, pero ahora he visto que estamos a años luz de otras culturas en cuanto a limpieza, a orden, a ruido…
A nivel deportivo, poco ha cambiado. Tengo menos estímulos a la hora de crear ejercicios, porque como no tengo la oportunidad de realizar muchos entrenamientos con los jugadores, lo que hago con ellos son ejercicios muy repetitivos para que interioricen un patrón de juego. Así que mi repertorio de ejercicios está completamente oxidado. Supongo que cuando llegue a la Copa me sorprenderé de ver un fútbol a cámara rápida.
¿Qué sensaciones tendrá Miguel Rodrigo cuando llegue al Pedro Delgado a ver la Copa?
Mucha envidia. Sé que veré poco el partido, porque estaré atendiendo a mucha gente, y con mucho gusto de hacerlo. Y seguro que sufriré como uno más con el partido del Caja, como ya me ocurrió el año pasado en la Copa de Santiago.
¿Y usted, con quién va a ir en la Copa?
Con el Caja, obviamente. Pero si no la puede ganar, me gustaría que la Copa la ganase el FC Barcelona.
Mucha gente opina lo mismo. ¿Existe alguna razón para tener esa predilección por el conjunto blaugrana?
Un título para el Barcelona le conviene al fútbol sala, porque estamos necesitados de grandes sponsors, y el Barcelona es el mejor patrocinador para el fútbol sala, para que se demuestre que inversión más ilusión puede dar buenos resultados. Tenemos un precedente muy malo como fue el de Polaris, que metió mucho dinero para nada, así que conviene que el que mete dinero, y este año parece que el Barça lo ha invertido con sentido común, de vez en cuando gane. Además, así se da alternancia… pero siempre teniendo en cuenta que mi primera opción es el Caja Segovia.
¿La liga española es la mejor del mundo?
Somos la mejor liga del mundo sin ser la mejor posible. Es fácil ser la mejor liga del mundo, porque el fútbol sala es un bebé en pañales. La estructura de los clubes es un desastre, y muchos siguen siendo unipersonales, los jugadores no son tan profesionales como los de baloncesto, balonmano o voleibol. Hay aspectos positivos, como que los partidos se organizan muy bien, porque hay atención de los medios… aunque como organización, me he dado cuenta de que en Japón son los mejores, y en cada partido ves que todo está controlado.
Decir que somos la mejor liga del mundo es como estar solo en una isla, y decir que eres el más guapo de allí. El margen de mejora es grande, y el camino que ha iniciado la LNFS es bueno, pero debía haberse iniciado antes. En los momentos de bonanza se debían haber anticipado una serie de medidas que hubieran preparado al fútbol sala para no sufrir como lo estamos haciendo.
¿Cuántas generaciones de jugadores se han perdido por tirar tanto de un talonario que ahora no tiene fondos?
Puede que varias, pero en realidad esto ocurre en todos los deportes. Las crisis hace que mires a lo barato, y lo barato es el chico joven de la casa, y no el extranjero. Lo importante es que esto se convierta en una línea de trabajo permanente de los clubes, y no en algo pasajero. Ciertamente, esto es algo que al Caja Segovia nunca se le podrá achacar, por lo menos desde que yo tengo uso de razón este club siempre ha trabajado con la cantera, tanto por necesidad económica como por creencia personal.
Miguel Rodrigo le abrió al Caja Segovia la “vía japonesa”. ¿Esa vía sigue abierta?
Hay un filón sin explotar en Japón, y hemos iniciado ahora el proyecto de que el Caja sirva de escuela para los jugadores asiáticos. Es probable que dentro de poco lleguen a Segovia dos jugadores vietnamitas, vamos a intentar que llegue algún tailandés, y que la voz se extienda, para que ese proyecto de formación siga tomando cuerpo. Hay dos entrenadores en Japón que me han pedido venirse a Segovia para seguir formándose, y la idea es que se pueda explotar el nombre de Caja Segovia como un club que forma entrenadores y jugadores a cambio de una cantidad económica.
En cuanto a jugadores, en la época que atravesamos creo factible que haya jugadores japoneses en la liga española integrados en el Caja, con un resultado aceptable, como el que nos dio Kensuke.
