Es como aquel niño al que se le pregunta aquello de qué quiere ser de mayor. La respuesta suele mezclar ingenuidad e ilusiones. Cuanto más alto se sube, más dura es luego la caída. Soñar es gratis y la vida es la que, al final, suele poner todos los pies en la tierra. Y también hay que tener cuidado con lo que se sueña, porque, quizá, al final los sueños se pueden cumplir.
En una ensoñación parecen vivir los responsables municipales en relación al Círculo de las Artes y la Tecnología (CAT), el espacio de innovación proyectado junto a la carretera de Madrid, un proyecto auspiciado antes del estallido de la ‘burbuja inmobiliaria’, que preveía invertir más de 70 millones de euros para crear en Segovia un centro de referencia para empresas especializadas en contenidos digitales.
El CAT fue una de las promesas electorales en 2004 del PSOE y hoy es uno de los mayores quebraderos de cabeza del Gobierno municipal socialista. El proyecto contemplaba 11 edificios, desde un palacio de congresos e inmuebles para empresas relacionadas con las tecnologías de la información, hasta otros complementarios, como un centro de ocio o un hotel.
Aunque el primer plan de viabilidad cifró la inversión en 70 millones de euros, estudios posteriores calcularon que el CAT precisaría el doble, casi 130 millones. El proyecto recibió ya una inyección del Gobierno de la Nación de unos 10 millones de euros y recibió otros 9.711.300 euros, correspondientes a una subvención de 1.097.431, y a un préstamo por valor de 8.613.869 euros, con un cero por ciento de interés y que el Ayuntamiento deberá devolver en un plazo de 15 años. Esos 9,7 millones iban a ser destinados a la construcción del edificio de Emprendedores, capaz de albergar entre 1.000 y 1.800 personas, uno de los tres inmuebles que conformarían el Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial (CIDE) del futuro CAT.
Ésta era el sueño que hoy tiene tintes más de pesadilla. Las obras de ese primer edificio empezaron tarde, lo que supuso una gran losa para la marcha de las obras. Las obras se paralizaron en junio de 2013, tras la liquidación de la empresa Volconsa, y el Ministerio, al no cumplirse los plazos de la obra, pese a conceder dos prórrogas, mantiene retenidos 3,8 millones procedentes del préstamo. El Ayuntamiento ha tenido que destinar ahora 1,8 millones de fondos propios para la reanudación de las obras de ese primer edificio, con el fin de evitar el deterioro de lo construído; no puede disponer de esos 3,8 millones, y debe pagar ya las ‘cuotas’ del préstamo que le otorgó el Ministerio.
El PP, en la oposición, denuncia el ‘despilfarro’ de casi 20 millones y la nefasta gestión de las obras del primer edificio, para el que reclaman un plan de viabilidad. Sin acabar las obras del primer edificio y sin conocer quienes serán sus futuros inquilinos, el Gobierno municipal sueña. Tal es así que ha logrado que la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) haya incluído al CAT de Segovia como «colaborador». Sus miembros son parques científicos y tecnológicos ubicados en 17 Comunidades Autónomas diferentes. La APTE cuenta con diferentes tipologías de miembros, que se dividen en socios, afiliados, colaboradores y socios de honor.
La APTE tenía a finales de 2013, 68 miembros (46 Socios, 21 Afiliados y un Colaborador). El número de empresas e instituciones instaladas en los parques científicos y tecnológicos de APTE era de 6.286, con un incremento respecto al año anterior del 1,3%. La facturación de las empresas de los parques ha pasado de 21.587 millones de euros a finales de 2012 a 21.125 millones de euros a finales de 2013. El descenso ha sido del 2,1%.
Los Socios son organizaciones que cumplen con los criterios mínimos establecidos por su Comité Ejecutivo, que deben distinguir a los parques científicos y tecnológicos de otras actuaciones urbanísticas industriales o inmobiliarias. Por su parte, los afiliados son las organizaciones cuyos objetivos, perfectamente definidos, están de acuerdo con los fines de APTE, mientras el desarrollo de su parque se encuentre en vías de proyecto o planificación. Si en el plazo de tres años no logran acceder a la categoría de «socios» pasan a ser colaboradores.
¿Y que es un colaborar, categoría con la que ha accedido el CAT de Segovia?. Los ‘colaboradores’ serán aquellas entidades y personas, físicas o jurídicas, públicas o privadas, que sin tener como objetivo la creación de un parque, acrediten un especial interés por el ámbito de éstos. Hasta ahora solo había un colaborador en APTE, Red de Espacios Tecnológicos de Andalucía (RETA)
«Está bien entrar en la asociación, están todos los Parques de España», indicaron fuentes municipales, que recalcaron que todos son impulsados o promovidos por Comunidades Autónomas, salvo tres, gestionados al 100% por sus municipios. Jerez, Gijón y ahora el CAT de Segovia que, al menos, ya ha dicho lo que quiere ser de mayor. ¿Ilusiones?.
