Y al fin llegó el gran día. Frente al Rey, su padre, la Infanta Cristina declarará hoy en torno a las 10,00 horas en una sala de vistas habilitada para la ocasión por los Juzgados de Palma de Mallorca -la misma en la que testificó su marido hace exactamente dos años-, justo en la segunda planta del edificio de la Vía Alemana. Accederá a las instalaciones en coche, evitándose el incómodo paseíllo -así lo confirmaron ayer sus abogados-, por lo que se despeja la gran incógnita de la jornada. Otra, la de si su testimonio iba a ser recogido en vídeo también ha sido conjurada: solo serán grabadas sus palabras en audio, por lo que se ganará en celeridad y se evitará que todo el mundo vea imágenes de tan incómodo acto. Y es que como subrayó su letrado principal, Jesús María Silva, no es una situación agradable, justificando de este modo la preocupación de su cliente, al tiempo que recalcó que venía «muy preparada» para el interrogatorio, y que su estado de ánimo era «sereno y tranquilo».
Mientras, el juez instructor del caso Nóos, José Castro, confirmó que el histórico testimonio solo será registrado en una cinta de audio, tras desestimar los recursos interpuestos contra esta decisión por parte del sindicato Manos Limpias, y del exsocio de Iñaki Urdangarín, Diego Torres, que solicitaban que también fuera registrada en vídeo. El magistrado niega que con ello se dé un «trato privilegiado» hacia la hija del Rey.
En su resolución, de 14 páginas, el togado andaluz rebate, en lo que a la grabación se refiere, los argumentos del sindicato y del exprofesor en cuanto a que no hay precepto legal que ampare su decisión «pero tampoco que la desautorice».
Asimismo, añadió, «en cuanto a que lo resuelto constituya un trato privilegiado hacia una persona determinada son ganas de ver la cuestión desde una peculiar óptica que en absoluto corresponde con lo que este juzgado ha venido predicando sobre la cuestión». Y es que se trata de un hecho histórico que una persona con un parentesco tan cercano al Rey sea imputada. Tal y como comentó Don Juan Carlos en su Discurso de Navidad de 2011, «la Justicia es igual para todos».
Ahora falta por ver cómo transcurrirá la jornada y si los interrogatorios a los que se verá sometida -y que acepta- la Duquesa de Palma se prolongan en su duración como le sucedió a su esposo hace dos años, que vio cómo terminaba de testificar en la madrugada del 27 de febrero tras 21 horas respondiendo preguntas a lo largo de un fin de semana que se le hizo interminable. Por de pronto, solo contestará al juez Castro, a sus abogados y al fiscal, Pedro Horrach, que ya dejó claro que no entiende que haya sido llevada al banquillo y que se esforzará en que su intervención sea lo más breve posible.
El ambiente en la capital balear es de gran expectación -más de 300 periodistas de 90 medios de comunicación de todo el mundo- y los bares que se hallan cerca de los juzgados están haciendo su agosto, así como los propietarios de balcones que dan a los mismos -se habla de 1.500 euros por el alquiler-, si bien parece que la demanda ha bajado de forma drástica al trascender que los agentes de la Policía dificultarán enormemente la visibilidad para cámaras y fotógrafos con el despliegue que van a hacer, que alcanzará azoteas y subsuelo. De momento es posible que un grupo muy concreto de reporteros gráficos tenga más facilidades para recoger el histórico momento en el que la hija del Rey cruce la puerta del edificio de Justicia.
Todo este secretismo se suma a la posibilidad de que, en el último momento, Doña Cristina, que llegará horas antes de su declaración en un vuelo desde Barcelona -volviendo a la Ciudad Condal en cuanto acabe su declaración-, rehúse pasar la famosa rampa de 70 metros de largo en coche y opte por realizar el paseíllo, algo que no descartaron sus abogados, que se volvieron a reunir con ella, junto con el letrado de su marido -que está en Ginebra desde ayer para estar con sus hijos-, Pascual Vives. Lo que sí es cierto es que las Fuerzas de Seguridad le recomendaron llegar en el interior de un vehículo.
