Los peritos que participaron ayer en la tercera jornada del juicio por el crimen de La Higuera, relataron en sus declaraciones que el cadáver de Rosa de Andrés tuvo que ser trasladado por varias personas.
En la vista oral comparecieron los guardias civiles que llevaron a cabo las investigaciones, así como los médicos forenses que realizaron la autopsia a los restos mortales hallados en el paraje El Sequedal de Lastras del Pozo, y los biólogos que analizaron algunos objetos.
Los médicos forenses expresaron la dificultad que presentaban los restos para desvelar algunas informaciones debido al avanzado estado de descomposición en que se encontraba el cuerpo, de modo que sólo se logró identificarlos como pertenecientes a Rosa de Andrés. En todo caso sí se puso de manifiesto que Rosa pudo morir de forma violenta.
Los guardias civiles que participaron en la toma de muestras señalaron que había restos de sangre en distintas zonas de su coche, como en el maletero, en los asientos y en la parte inferior de la bandeja del vehículo.
También quedó acreditado que la sangre que había quedado en el garaje de la vivienda de Rosa había sido lavada con una fregona u otro elemento doméstico.
El jefe de la unidad de la Guardia Civil, cuando fue interrogado por el abogado defensor de la familia, José Ignacio González, puso de manifiesto que a tenor de las distintas características de las muestras de sangre, el cadáver fue introducido por varias personas.
A esta teoría también contribuyó el testimonio que recabó la Guardia Civil en los días siguientes a los hechos, en una gasolinera donde los acusados pararon a repostar y limpiar el coche. Un empleado declaró a las preguntas de los guardias, que echaron cinco euros de gasolina y pidieron cambio para lavar el vehículo. Además vio que en él viajaban tres personas.
En total fueron más de diez los agentes que prestaron ayer declaración ante el tribunal de Justicia que preside Andrés Palomo.
Los forenses también mostraron ciertas dudas cuando fueron preguntados por las condiciones de salud del principal acusado, J.L.R. y su capacidad para realizar esfuerzos físicos.
Así mismo se preguntó a los agentes que llevaron a cabo las intervenciones telefónicas a los principales acusados y en las que señalaron el estado de nerviosismo de algunos de ellos, a la vez que también sospecharon que la mujer que está implicada en este asunto podía saber que estaba siendo escuchada, y que todos habían acordado dar una versión aconsejados por uno de los acusados y a quienes la familia atribuyen ser también encubridor.
Hoy se prevé que finalice la vista con la lectura de las conclusiones finales de las partes y el juicio quedará visto para sentencia.
