A Francisco José Rodríguez el simple gesto de ir guardando los tapones de los productos que habitualmente se consumen en un hogar, le ha ayudado a mejorar su calidad de vida. En mayo de 2011 sufrió un accidente que con 40 años le dejó tetrapléjico. Los primeros momentos, recuerda que fueron muy duros. No poder caminar ni utilizar sus brazos, enganchado a un respirador… pero pronto inició su lucha por salir adelante motivado principalmente por sus hijas que ahora con 13 y 10 años son su mayor apoyo junto a toda su familia y las miles de personas que de forma anónima han contribuído a que su vida mejore.
En enero de 2012 el polideportivo de la villa acogió un torneo solidario de fútbol sala cuyos fondos fueron destinados a la reforma de su vivienda en Dehesa de Cuéllar y ayudas técnicas (grúa, colchón antiescaras…), al igual que los recaudados con la campaña de recogida de tapones de plástico que durante dos años han desarrollado y otras actividades como una representación teatral o un torneo benéfico de golf
La recogida de tapones se cerró a finales de 2013 con 18 toneladas recogidas con un valor en torno a los 3.600 euros, un arduo trabajo en el que han contado con miles de apoyos entre ellos el del Ayuntamiento de Cuéllar que les cedió una nave para almacenarlos, Asociaciones y equipos deportivos, empresas, establecimientos comerciales, colegios, supermercados… Sin olvidar el importante papel de la empresa de reciclaje, los encargados de la recogida y transporte de los tapones, los medios de comunicación e incluso el Real Valladolid C.F que les cedió parte de los asientos del estadio.
Jose ha conseguido también construirse una vivienda unifamiliar de protección en un terreno del que ya disponía en el municipio. Un hogar adaptado a su actual situación que le permite manejarse perfectamente y en el que cuenta con ascensor para poder también salir a la calle. En esa casa vive ahora junto a sus dos hijas y una cuidadora que le atiende.
Un ordenador adaptado, con el que le obsequiaron, y que maneja con soltura mediante una pequeñas“lenteja” en la punta de su nariz y una cámara de infrarrojos, le mantiene en contacto permanente con el mundo exterior a través de las redes sociales, el correo electrónico e internet. También los juegos le sirven de entretenimiento especialmente en invierno.
Ilusión
Su vida ha mejorado notablemente en estos dos años y sorprende en él su vitalidad que contagia a quien lo visita, su buen ánimo.
Su respiración diafragmática hace que su voz suene leve pero clara y perfectamente comprensible para contar su historia y agradecer los apoyos que le han dado “porque es muy difícil para una persona normal el acceder a unos medios que son necesarios como la silla de baño… es todo mu caro y hay muy pocas ayudas”, afirma. Su agradecimiento lo extendió también a todos los amigos que desinteresadamente le han ayudado desde distintos puntos recogiendo tapones para él y otros haciéndoselos llegar a la villa.
Afirma que esos tapones le han permitido “acceder a unos medios que me faciliten la vida diaria como una grúa para levantarme de la cama, una cama ergonómica y un colchón antiescaras que son el peor enemigo que tenemos”, señaló.
A quienes se enfrenten una situación similar a la suya les anima a tener coraje y salir adelante”pensar siempre sobre todo en quien te necesita, yo tengo dos hijas que tengo que luchar por ellas aunque se que me las habría cuidado muy bien mi familia”. “Hay que buscar sobre todo alicientes positivos” continuó, “es muy duro, a nadie nos gusta estar así, sobre todo si estás imposibilitado los cuatro miembros, te ves como una persona dependiente 100 por cien”. Así afirmó “tengo la suerte de que la cabeza me funciona bien y mi consejo sería buscar lo positivo de la vida, algo por lo que luchar”.
Seguro de que los avances médicos y tecnológicos le permitirán algún día mejorar su situación “que no nos quite nadie la esperanza, ni los recortes ni nadie”.
“Estoy seguro de que podré volver a abrazar a la gente que quiero, y esa es mi ilusión: conseguir una mano para mí sería triunfar”, concluyó.
