El Centro Segoviano de Madrid entregó ayer los “Premios Tierra de Segovia: Sus Hijos y sus Obras”, un reconocimiento de los segovianos ausentes a personas e instituciones que desarrollan su trabajo por y para Segovia. En un acto celebrado en el jardín del hotel Alcázar de Segovia, a los pies de la fortaleza militar, el presidente del Centro, Antonio Horcajo, fue exponiendo los logros de los premiados, ante cerca de un centenar de personas, entre familiares y autoridades de la ciudad.
La librería Cervantes de Segovia, fundada en 1906, recibió el premio Marqués de Lozoya, a la mejor tarea cultural. Antonio Horcajo valoró el servicio que ha facilitado a la sociedad segoviana, “además de mantener una oferta didáctica tradicional y entrañable, uniendo todo ello a una labor editorial muy meritorio de temas segovianos y obra clásica”. El investigador Santos San Cristóbal fue galardonado con el Diego de Colmenares, a la mejor trayectoria segoviana, “tanto por sus publicaciones, muchas de ellas inéditas, como por su investigación puntual sobre tiempos, personajes y lugares, un tanto olvidados o desconocidos”, destacó Horcaho.
El gerente del Hospital General de Segovia, Juan Carlos Risueño, recogió el Premio Antonio García Tapia, concedido al centro hospitalario, a la mejor tarea asistencial. El presidente del Centro Segoviano lo puso como ejemplo “de entrega de sus cuadros profesionales” y subrayó “el prestigio reconocido fuera de nuestros propios límites, aún luchando muchas veces con carencias que no le son imputables y esforzándose por superarse”. El director de EL ADELANTADO DE SEGOVIA, Jesús Martínez Calle, recogió el Premio Juan Bravo, al espíritu de trabajo, de lucha y coraje, “por un trabajo ejemplar y una dedicación profesional muy exigente, dentro del periodismo moderno”. “Ha dotado a Segovia de una manera de comunicar acorde con la rapidísima evolución de los medios impresos”.
El Cabildo de la Catedral de Segovia logró el Fray Antonio de Villacastín, por la recuperación de las vidrieras, siendo recogido el galardón por su deán Ángel Rivilla. En opinión de Horcajo, la labor y esfuerzo del Cabildo “le hacen merecedor de este reconocimiento, que recuerda la tarea de un segoviano, monje jerónimo, que fuera el gran hacedor de toda la obra del Monasterio de El Escorial”. El presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES), Pedro Palomo, recogió el Premio Arsenio Martínez Campos, a la solidaridad y la concordia, “por sus actividades, y por su ayuda a cuantos han llegado a nuestra tierra y se encuentran en la necesidad de rehacer sus vidas o llevar adelante iniciativas”.
La Fundación Rodera Robles obtuvo el Premio Domingo de Soto, por la aportación docente a la cultura popular, entregado a su presidente, Rafael Cantalejo, “por las diferentes actividades públicas que viene desarrollando en beneficio de la cultura segoviana”. El periodista y colaborador de EL ADELANTADO, Pablo Martín Cantalejo, recibió el Premio Teófilo Hernando, a la mejor trayectoria de una vida, “por el comportamiento prolongado en la actividad profesional, y la dedicación amorosa y crítica a nuestra ciudad”.
El restaurador José María Ruiz Benito fue reconocido con el Premio Tomás Pascual Sanz, a la mejor trayectoria empresarial, siendo recogido por su hijo. Antonio Horcajo destacó su “dedicación empresarial ilusionante y ejemplar, una vida de trabajo, que partiendo de los más humildes orígenes, ha llegado a niveles de prestigio tanto nacionales como internacionales”. La Escuela de Arte y Superior de Diseño recibió el Premio Aniceto Marinas, a la mejor trayectoria profesional artística, siendo recogido por su directora Victoria Armentia. El jurado ha valorado sus actividades, tanto docentes como expositivas, vinculadas a la formación de profesionales muy competentes e inquietos en la creatividad.
Esta catorce edición de la entrega de estos premios ha coincido con el 90 aniversario de la creación del Centro Segoviano de Madrid, y con el 80 aniversario del Día de Segovia.
Pablo Martín Cantalejo, en nombre de todos los premiados, agradeció los galardones del Centro Segoviano de Madrid, del que elogió su «labor social y cultural», y les animó a seguir con su “labor segovianista”.
La fiesta de los segovianos ausentes continuó con un almuerzo homenaje en el restaurante Lago de Segovia. Por la mañana, todos los asistentes se reunieron en una misa en el santuario de la Virgen de la Fuencisla y las posteriores ofrenda y romería en la alameda del templo, al son de la dulzaina y el tamboril.
