La Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta de Castilla y León ha delimitado una amplia zona de protección para preservar los restos del antiguo puente sobre el arroyo Clamores hallados, el pasado mes de octubre, en la Plaza del Doctor Gila, en el barrio de San Millán. De esta manera, cualquier obra que se ejecute en esta área de protección, que Patrimonio ha fijado en una superficie de 378 metros cuadrados (un rectángulo de 27 por 14 metros) deberá contar con el correspondiente control arqueológico por parte de las empresas o administraciones promotoras de los trabajos.
La decisión se produce tras analizar el informe sobre los controles arqueológicos realizados en las distintas obras de soterramiento del gas natural ejecutadas en las áreas históricas de la ciudad durante 2012. De hecho, el hallazgo del antiguo puente de San Millán, que podría remontarse a los siglos XVII y XVIII, se produjo durante las obras de canalización que efectuaba Gas Natural Castilla y León, en la zona próxima a una pequeña plazuela, frente al supermercado «Sebas».
Tras el descubrimiento, la Junta de Castilla y León abrió una investigación para intentar precisar la cronología de unos restos que calificó de «importantes». A pesar de que, en opinión de los técnicos y del propio delegado de la Junta, Javier López-Escobar, el hallazgo merecía una excavación arqueológica completa, se descartó ejecutar estos trabajos, porque, entre otras razones, suponía cerrar durante meses toda la Plaza del Doctor Gila. La Junta optó por ordenar cerrar la zanja y enterrar los restos, convenientemente protegidos, en la idea de delimitar un área de protección a su alrededor, un propósito ahora materializado.
Canal y puente
Según indicó ayer la Junta, en nota de prensa, de todas las áreas estudiadas, con motivo de las obras de soterramiento del gas natural, la única zona con hallazgos relevantes, desde el punto de vista arqueológico, fue en 2012 la plaza del Doctor Gila, donde se detectaron dos estructuras de interés: la canalización subterránea del arroyo Clamores, de finales del siglo XIX, y un puente de cronología incierta, «pero seguramente anterior al XIX».
El puente, según los técnicos regionales, se sitúa sobre un cauce paralelo al del arroyo canalizado, y muestra una evidente continuidad de sus fábricas hacia el oeste, «sin que se haya podido analizar el estribo occidental o bien otro arco que pudiera existir». «Su cronología es con toda certeza anterior a la de la canalización subterránea del Clamores, antes de 1885», añaden los expertos.
Como se recordará, la zanja abierta por Gas Natural Castilla y León apenas permitió vislumbrar los restos de un puente de dos ojos construído con sillares de granito y con dos apoyos con sillares de caliza y mampostería. Entonces, el arqueólogo territorial de la Junta, Luciano Municio, aventuró que la construcción correspondía a uno de los cinco puentes sobre el antiguo cauce del arroyo Clamores que están documentados a principios del siglo XIX en la zona de San Clemente y San Millán. Los restos corresponderían al denominado «Puente de San Millán‘ o bien al que se conocía como «Puente de los Barreros». Para aproximar la cronología del puente, los expertos han trabajado con planimetría de principios del siglo XIX, donde se relacionan el entramado de puentes que permitían sortear el arroyo Clamores.
A la luz de la importancia del hallazgo, el propósito inicial de la Junta de Castilla y León, según explicó entonces López-Escobar, era abordar un plan de excavación completa para documentar toda la construcción que permanece bajo tierra. Sin embargo, existían no pocos inconvenientes, como la existencia de un tendido eléctrico que impide la excavación en dirección a la finca tapiada que se sitúa al lado, en dirección a la calle Los Carros. La otra opción era excavar en dirección a la calzada de la Plaza de Doctor Gila para, al menos, sacar a la luz las dos bóvedas de granito del puente. Sin embargo, esta tarea supondría «levantar» toda la vía pública y cortar la calle durante un periodo más o menos largo.
