Parecía que la cumbre del G-20, que terminó ayer en San Petersburgo, había servido de poco para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien había viajado a Rusia con el propósito de conseguir el apoyo de los líderes de las principales potencias mundiales en su plan para intervenir militarmente en Siria. La cita concluyó sin que se emitiese una resolución al respecto y con la mayoría de los países, así como la Unión Europea, insistiendo en buscar una «solución política» y rechazando cualquier acción castrense.
Sin embargo, poco después del final de la reunión, EEUU y otros 10 países, entre ellos España, firmaron una declaración en la que subrayaron que «las pruebas apuntan claramente» al régimen de Bachar al Asad como responsable del ataque químico del pasado 21 de agosto en la periferia de Damasco y, por ello, reclamaron una «contundente respuesta internacional» a dicha actuación.
El grupo, liderado por Estados Unidos y compuesto por España, Canadá, Australia, Francia, Italia, Corea del Sur, Arabia Saudí, el Reino Unido, Japón y Turquía, subrayó que «el uso de armas químicas en cualquier lugar reduce la seguridad de las personas», por lo que «dejarlo sin respuesta» aumentaría «el riesgo» de usos adicionales y proliferación de armas químicas. «Pedimos una contundente respuesta internacional a esta grave violación de las normas mundiales y conciencia para enviar un mensaje claro de que este tipo de atrocidades no se pueden repetir nunca. Aquellos que perpetraron estos crímenes deben rendir cuentas», agregaron.
Los países firmantes recordaron que han estado apoyando «consistentemente» la aprobación de una «firme resolución» del Consejo de Seguridad de Naciones pero han reconocido que este órgano de decisión sigue «paralizado», «como lo ha estado durante dos años y medio».
Tras destacar los esfuerzos de EEUU y otras naciones por impulsar la prohibición de uso de armamento químico, se comprometieron a apoyar «esfuerzos internacionales a largo plazo, también a través de Naciones Unidas, para afrontar la «amenaza a la seguridad» que representan los arsenales químicos del régimen de Al Asad.
Así, «reconocen» que el «conflicto» de Siria «no tiene una solución militar» y reafirman su «compromiso» para buscar una «solución política pacífica» a la guerra. «Estamos comprometidos a una solución política que resultará en una Siria democrática, unida e integradora», remarcaron.
Mientras, Obama volvió a defender su plan y anunció que el próximo martes se dirigirá a la nación para comentar la situación sobre Siria.
Por su parte, el presidente ruso lanzó un contraataque a la postura de los 11 Estados que firmaron la declaración y anunció que seguirá ofreciendo apoyo económico y militar, como hasta ahora, al régimen sirio en caso de que se produzca cualquier intervención castrense.«
Tras la cumbre del G-20, Putin reconoció haber conversado del tema con Obama, pero no consiguieron acercar posturas.
«Él no está de acuerdo conmigo y yo tampoco con él, pero hay un diálogo, nos hemos escuchado y hemos intentado analizar los argumentos del otro», indicó.
