El Real Madrid conquistó ayer la Liga ACB tras derrotar (79-71) al Barcelona en el quinto y definitivo encuentro de la final, tras un duelo vibrante que los de Laso dominaron desde el inicio gracias a una brillante intensidad defensiva y que rompieron definitivamente en la segunda mitad ante un rival muy competitivo que vivió del acierto de Inglés (25 puntos), pero que acabó desfallecido.
Los blancos salieron encendidos. Hambrientos de ritmo y con una actitud defensiva encomiable. La presencia de Navarro en el quinteto inicial encontró respuesta con la de Carroll por parte local. La puesta en escena ‘merengue’ convirtió el Palacio de los Deportes en un volcán. El 10-0 de inicio tras cuatro minutos golpeó con dureza a su oponente.
Pascual paró el partido y volvió a repetir discurso. Los propósitos catalanes, activar su defensa, bajar el ritmo y no quedar preso de la ansiedad, encontraron en Sarunas Jasikevicius a su guía ideal.
El báltico, con un talento eterno, entendió la hostilidad del contexto y se encargó de liderar a los suyos a base de sacar faltas. En un primer cuarto infernal, la renta local ascendió solo a dos puntos (20-18). Pablo Laso fruncía el ceño y en el segundo período, de guerra fría, buscó otro giro a la pizarra que generase ventajas.
Con Rudy Fernández ahogado en su crisis de tiro y Sergio Rodríguez sin alas, el preparador madridista tiró de Darden y Draper, que fueron solución. Entre ambos, el nivel defensivo experimentó un crecimiento que derrumbó de un plumazo el laborioso trabajo del Barça (41-32).
Despegue
Tras el paso por los vestuarios, el Real Madrid encontró pista para despegar en apenas 40 segundos. Dos recuperaciones finalizadas en contraataque, una canasta de Mirotic y el primer triple de Rudy en toda la eliminatoria mandaron al Barça directo a la UVI (50-33, min. 23).
Pero el cuadro visitante supo agarrarse a Ingles, que tuvo su mejor noche. El australiano, a base de triples y desborde individual, mantuvo a su equipo con vida en un tercer cuarto que anticipó los 10 últimos minutos de la temporada con un desenlace aún abierto (55-48,), situación soñada para el Barça visto el desarrollo del duelo.
De nuevo resolutivo, Darden, símbolo del poder de rotación local, acudio al rescate y fortaleció la renta liderando un parcial, otro más, de 9-3 que acercó al Real Madrid al cielo (64-51, min. 33). Con Navarro, Jasikevicius y el desbocado Ingles en pista, el Barcelona, una máquina de competir, buscó el último esfuerzo, ya prácticamente sin aire.
Resultó imposible, el incansable trabajo de Felipe Reyes y el liderazgo a tiempo de Rudy Fernandez lo impidieron y el cuadro azulgrana no pudo alcanzar su tercer título consecutivo, cerrando un curso que corona al Real Madrid del vértigo, una propuesta opuesta a la suya, como el mejor conjunto del baloncesto nacional y candidato a marcar una época bajo el embrujo de un estilo irresistible.
