Mientras la comunidad internacional sigue aguardando un posible ataque de Estados Unidos contra Siria, una sorpresiva prueba misilística de Israel en el Mediterráneo provocó ayer considerable preocupación en Oriente Próximo. El Ministerio de Defensa ruso había informado de que sus radares detectaron el lanzamiento de dos proyectiles en el centro del Mediterráneo en dirección este, y, horas después, el Ejército hebreo lo confirmó, declarando que se trataba de un test militar. Eso sí, antes de la espera del Gobierno judío, tanto la OTAN como EEUU indicaron que no habían participado en ningún ejercicio castrense.
Mientras, el presidente estadounidense, Barack Obama, se reunió con miembros del Congreso en la Casa Blanca como parte de su campaña para persuadir al Parlamento a autorizar una acción militar contra Damasco.
Poco antes de partir hacia Suecia y la cumbre del G-20, que olvidará su agenda económica para centrarse en el conflicto en la nación árabe, Obama reiteró que su proyecto de responder al uso de las armas químicas en la guerra civil sería «limitado» y estaría diseñado para reducir las capacidades del régimen y ayudar a los rebeldes a derrocar al Gobierno de Al Asad. «El punto clave que quiero enfatizar es que el plan desarrollado por el Estado Mayor Conjunto es proporcional. Es limitado. No implica efectivos sobre el terreno. Y esto no es Irak ni Afganistán», aseveró.
La votación tendrá lugar la próxima semana y se espera un amplio apoyo de la derecha, después de que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y el líder de la mayoría conservadora en ese órgano, Eric Cantor, mostraron su respaldo a la intervención y anunciaron que votarán a favor de la medida.
Mientras, el Ejecutivo galo aseguró que no actuará en solitario en Siria si el Congreso de EEUU rechaza la acción. «Si la decisión del Parlamento estadounidense no es positiva, Francia no intervendrá sola, pero asumirá su responsabilidad respaldando a la oposición democrática en Damasco, de forma que se dé una respuesta», remarcó François Hollande. Asimismo, indicó que las palabras de Al Asad retando a Washington y París a publicar las pruebas en su contra le han «reafirmado» en su determinación de actuar contra su régimen.
Por otro lado, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dejó claro que el «aberrante» ataque con armas químicas «no puede ser ignorado ni quedar sin castigo», pero advirtió de que «la última oportunidad de la paz se está apagando rápidamente», por lo que apeló a la «responsabilidad colectiva» para recuperarla.
Entretanto, solo a causa de la tensa espera de un ataque militar estadounidense, las tropas sirias se encuentran bajo presión, de acuerdo con los opositores. En tres días, más de 100 soldados y oficiales habrían abandonado sus filas.