A pesar de que en las últimas semanas han aumentado las acusaciones desde Washington contra Pekín por el ciberespionaje que está realizando el gigante asiático, Estados Unidos tiene a su enemigo en casa. Al menos, así lo demuestra el hecho de que la fuente de la reciente serie de artículos publicados en The Guardian sobre la recopilación masiva de datos privados en Internet por parte de los servicios secretos norteamericanos sea, precisamente, un ciudadano estadounidense. Y no solo eso. El topo es Edward Snowden, un antiguo trabajador de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), quien, con sus filtraciones al diario británico, pretende denunciar la «gigantesca máquina de vigilancia» que se construye contra la ciudadanía.
El joven, de 29 años, trabajó como ayudante técnico para la CIA y posteriormente a través de empresas de subcontrata para la NSA.
Él mismo fue quien pidió al rotativo que revelara su identidad, ya que, según aseguró, desde el momento en que filtró los documentos secretos ya tenía decidido que no podría permanecer en el anonimato. «No tengo intención de ocultar quién soy porque sé que no he hecho nada malo», sostuvo.
«Entiendo que me harán sufrir por mis acciones», pero «estaré satisfecho si, aunque solo sea por un instante, se desvela la conjunción de leyes secretas, perdones injustos y poderes ejecutivos irresistibles que gobiernan el mundo», declaró.
«Quiero que la atención sea para estos documentos y el debate que espero que se produzca en la ciudadanía de todo el mundo sobre el tipo de mundo en el que queremos vivir. Mi único motivo es informar a la población de lo que se está haciendo en su nombre y lo que se está haciendo contra ellos», se justificó.
Snowden reconoció que con sus revelaciones renuncia a una vida muy cómoda, con un salario de unos 200.000 dólares al año, una novia con la que vivía en Hawai y una familia a la que quiere. «Quiero sacrificar todo esto porque no puedo tener la conciencia tranquila y permitir que el Gobierno de Estados Unidos destruya la privacidad, la libertad de Internet y las libertades más básicas de la gente de todo el mundo con esta gigantesca máquina de vigilancia que están construyendo en secreto», añadió.
El joven hizo estas declaraciones desde Hong Kong, si bien ahora su paradero es desconocido. El Departamento de Justicia ha abierto una investigación y, si se le imputan cargos, podría reclamar su extradición. Por eso, Snowden tiene planeado pedir asilo en Islandia.
