Un hombre de 53 años residente en la localidad castellonense de Vila-real asesinó ayer presuntamente a su pareja, de 50, y al hijo de ambos, de 10 años, en el domicilio familiar. Después de cometer supuestamente el doble crimen, se suicidó tirándose por una ventana. Según fuentes policiales, el individuo no tenía ningún antecedente por violencia de género ni en los servicios sociales del Consistorio consta que se hubiera abierto un expediente por este motivo.
El presunto autor de los hechos fue jefe de exportación de una empresa azulejera de la localidad, ya desaparecida, y, actualmente, tenía una mercantil del mismo sector junto a varios miembros de la familia. De hecho, fue su hermano mayor quien alertó del suceso tras desplazarse hasta el domicilio al ser informado de que no había ido a trabajar y no contestaba al teléfono. En el momento en que el familiar llamaba al timbre del portal de la vivienda, el hermano se lanzó desde el azotea del edificio.
Según alguno de los vecinos del bloque, el hombre gritó «¡apartaos de ahí!», antes de saltar. Otro individuo relató que oyó un fuerte golpe y pensó inicialmente que se trataba de un accidente.
Tras el fallecimiento del hombre, los bomberos fueron avisados para abrir la vivienda, donde encontraron sin vida a la mujer y al niño. Fuentes policiales precisaron que ella tiene heridas por arma blanca, pero no se pudo especificar el instrumento mortal utilizado. El menor no presenta, en principio, ninguna lesión, por lo que los investigadores barajan la hipótesis de que fuera asfixiado.
A las 12 del mediodía, un furgón se llevó los tres cadáveres, mientras que los trabajadores municipales iniciaron la limpieza de la calle, situada entre dos bloques de adosados, donde cayó el agresor tras presuntamente matar a su mujer e hijo.
Algunos vecinos explicaron que la familia fue el pasado domingo a El Madrigal para disfrutar del partido de fútbol entre el Villarreal y el Valencia. De hecho, el niño jugaba en las categorías inferiores del club amarillo, que envió un comunicado expresando su dolor por lo sucedido. Otros testigos narraron que se había visto al matrimonio paseando por el camino de la Ermita. Asimismo, los familiares de las víctimas indicaron que tenían prevista una comida para este mismo viernes. Mientras, una vecina de una vivienda de enfrente, que es, además, familiar, atribuyó lo sucedido a la «crisis», ya que ha afirmado que estaban «muy enamorados».
Por otro lado, el colegio público al que asistía el menor, que está situado a unos 50 metros de la vivienda, solicitó la ayuda de psicólogos para comunicar la noticia a los compañeros de clase. En otro centro cercano se habilitó también un aula para asistir psicológicamente a los primeros familiares que fueron llegando al lugar.
La Policía Nacional, por su parte, continúa con la investigación sobre los hechos con el fin de aclarar las causas del crimen.
