Un año más Segovia vivió la festividad de la Comunidad de Castilla y León en un ambiente peculiar, entre la ausencia de actividad de un día laboral que no estuvo compensado con la que conlleva un festivo, como ocurre cada fin de semana.
Así, los muchos segovianos que trabajan en Madrid, donde se desplazan a diario, debieron cumplir con sus obligaciones laborales. Otros lo hicieron para realizar compras o gestiones que a diario no pueden. Ambos movimientos incrementaron los desplazamientos hacia la capital desde primeras horas de la mañana. La presencia de vehículos fue especialmente notable en el núcleo de San Rafael para acceder a la N-VI en dirección a Madrid.
También se vio a algunos segovianos que cumplieron con la tradición de acudir a Villalar, en la provincia de Valladolid. En todo caso, la ciudad y la provincia estuvieron representadas con la actuación en la campa del grupo Nuevo Mester de Juglaría, cuya música lo ha convertido en el grupo de referencia del espíritu comunero.
Aún así, la fiesta del 23 de abril en Villalar resulta lejana, al menos en términos geográfico.
A diferencia del 23 de abril de 1521, que fue una jornada lluviosa, el tiempo soleado de ayer atrajo a muchos turistas hasta Segovia, que se dejaron ver sobre todo en el eje formado por la Avenida Fernández Ladreda, Azoguejo, Calle Real, Plaza Mayor, Daoiz, y el Alcázar. Las terrazas estaban llenas tanto antes de comer, como por la tarde. Pero fuera de esa zona, las calles estuvieron casi desiertas. Como siempre, un grupo de dulzaineros se encargó de animar la hora de la sobremesa por el centro de la ciudad. Los mismos que se dejan ver en las fiestas patronales de San Pedro y San Frutos, y que iban ataviados con camisetas moradas, fueron los encargados de romper el silencio de este día con sus melodías.
En la provincia también se notó la ‘huida’ a otras ciudades. La jornada festiva fue aprovechada por colectivos para organizar excursiones a Madrid, como fue el caso de la asociación cultural Cabezuela, o la Agapito Marazuela, de Valverde del Majano. En Muñoveros, donde la tradición dice que permanece la tumba del comunero Juan Bravo, su asociación cultural ‘La Fragua’ difundió por las redes sociales un logotipo del pueblo con los colores morados y la silueta de Juan Bravo.
En definitiva, un martes atípico que ni fue laboral ni propiamente festivo.
