Da igual la ideología política. Nacionalistas de derecha, comunistas, socialistas, estudiantes feministas o kurdos, es decir, una amalgama de jóvenes de distintas tendencias que pueden parecer irreconciliables, se ven unidos estos días por una causa común en Turquía: la exigencia de la dimisión del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.
Cuando parecía que las protestas en la emblemática plaza Taksim de Estambul se habían desinflado tras un fin de semana de enfrentamientos con la Policía en el que, además, las manifestaciones se extendieron a lo largo del país, ayer se registró un segundo muerto en la revolución, un opositor de 22 años que falleció a consecuencia de un golpe en la cabeza cuya causa aún se desconoce.
No obstante, Taksim volvió a ser ejemplo de una multitudinaria, civilizada y pacífica protesta, que se celebró sin intervención policial, aunque podían todavía respirarse los gases lacrimógenos lanzados desde el aledaño barrio de Besiktas, donde la víspera se produjeron violentos choques entre los concentrados en el lugar y las Fuerzas del Orden.
A raíz de esos altercados, este pasado fin de semana, Erdogan ordenó a la Policía retirarse y, ya con un ambiente más tranquilo, el viceprimer ministro, Bülent Arinc, se disculpó por la represión de los agentes, en un intento por reducir el nivel de descontento que se vive en el país.
El número dos del Gobierno reconoció que las manifestaciones son legítimas, por lo que censuró «la violencia exagerada contra los ciudadanos, que actúan por ser sensibles ante la naturaleza», por lo que criticó la «incorrecta e injusta» actuación de los Cuerpos de Seguridad. «Me disculpo con ellos», aseguró, refiriéndose a los concentrados en la plaza, aunque, eso sí, agregó que «esto no vale para quienes causaron destrozos e intentaron coartar la libertad de la gente».
Mientras tanto, el jefe del Ejecutivo, que se encuentra de viaje oficial en Marruecos, aseveró que «la situación se normalizará en unos días», al tiempo que insistió en que las protestas no obedecen a la destrucción del parque de Taksim, sino a aquellos que no tuvieron éxito en las urnas. «Los principales partidos opositores y grupos marginales y extremistas están detrás de las manifestaciones», incidió.
Balance
Por otro lado, el ministro del Interior, Muammer Güler, informó de que, desde el inicio de la oleada de movilizaciones en 77 de las 81 provincias, fueron dañadas 280 tiendas, seis edificios públicos, 103 vehículos policiales, 207 coches privados, una vivienda particular, un inmueble policial y 11 sedes del partido gobernante, el AKP. Unos daños que valoró en más de 70 millones de liras (unos 30 millones de euros).
Por su parte, las organizaciones humanitarias detallaron que más de 2.300 personas resultaron heridas en los disturbios vividos desde el pasado viernes. Además, a pesar de que fuentes oficiales solo han constatado dos manifestantes que perdieron la vida en los incidentes, los organismos internacionales llegan a hablar de 20 fallecidos por la dureza en la respuesta de los agentes policiales.
