El supertifón Yolanda no solo ha sembrado de muerte y destrucción el centro de Filipinas, devastando la zona y causando, según fuentes gubernamentales, cerca de 2.000 fallecidos. También ha dejado a millones de personas sin los recursos más básicos (agua potable, comida y electricidad), lo que podría provocar que el drama fuera, aún, más grave.
Tal y como apuntaron ayer desde Cáritas Filipinas y la ONU, al menos 9,5 millones de ciudadanos precisan de ayuda humanitaria de emergencia y, de ellos, más de tres millones se encuentran en un radio de 30 kilómetros dentro de la ruta del huracán, donde el nivel de destrucción es «máximo».
De hecho, el presidente del país, Benigno Aquino, declaró el estado de calamidad nacional con el objetivo de acelerar las labores de rescate y de ayuda de emergencia a la población afectada.
La Agencia Nacional de Gestión de Desastres confirmó la muerte de 1.774 personas y más de 2.000 heridos, mientras que 82 permanecen desaparecidas y más de 600.000 fueron desplazadas de sus hogares.
«El impacto humanitario ha sido colosal», apuntó, por su parte, Roger Alonso, de Cruz Roja Española, que indicó que «hay regiones que han sido arrasadas por completo» y certificó que la población necesita «urgentemente artículos de primera necesidad, saneamiento, agua potable y recuperación de sus medios de vida».
También el Gobierno insular insistió en que las prioridades inmediatas, junto a la retirada de escombros, las tareas logísticas y el restablecimiento de las comunicaciones, son agua potable, productos de higiene, alimentos, medicinas y refugio temporal.
Eso sí, la respuesta internacional ha sido, prácticamente, inmediata, si bien, como alertan los expertos, hay muchas zonas a las que es muy difícil acceder.
La propia Cruz Roja envió cuatro toneladas de ayuda humanitaria básica (bidones de agua y mosquiteras) y destinó cerca de 500.000 euros para la cobertura de artículos de primera necesidad de unas 10.000 familias.
Mientras, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) envió a Tacloban, capital de la provincia filipina de Leyte, 1.400 paquetes de protección y materiales higiénicos, así como unas 2.500 tiendas de campaña, que podrán beneficiar a cerca de 16.000 familias.
También España mandó dos aviones con material de emergencia, según anunció el secretario de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Gonzalo Robles, quien indicó que en el envío se incluye alimentos y equipos de agua potable y saneamiento y que no está previsto el desplazamiento de personal médico ni de otro tipo.
Por su parte, el Papa Francisco donó 112.000 euros, a través el Pontificio Consejo Cor Unum, para ayudar a los damnificados, según anunció la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
La partida económica, que será repartida a través de la Iglesia local en las regiones más afectadas, se destinará a asistir a los desplazados y las víctimas. La suma pretende ser «una primera e inmediata expresión concreta de los sentimientos de cercanía espiritual y estímulo paternal del Pontífice hacia las personas y los territorios devastados por las inundaciones», tal y como apuntaron desde San Pedro.
Asimismo, Naciones Unidas desembolsará más de 18 millones de euros del Fondo Central de Emergencias CERF para ayudar a los supervivientes del Yolanda.