Uno de los grandes, Salvador Dalí, se despidió ayer del Museo Reina Sofía de Madrid batiendo récords: la retrospectiva sobre el artista español se clausuró tras cuatro meses en los que ha recibido más de 700.000 visitas, cifra que supera las de todas las exposiciones organizadas hasta ahora en la capital de España. «Esperábamos que la muestra tuviera éxito, pero no que fuera tan rotundo», señaló la comisaria de la exhibición, Montse Aguer. El Reina Sofía dará hoy la cifra exacta de visitantes, que ayer seguían haciendo interminables filas frente a la pinacoteca para acceder a ella en sus últimas horas.
Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas fue organizada por el museo madrileño y por el Pompidou de París, en el que con un montaje diferente atrajo entre noviembre y marzo casi 800.000 visitantes.
El Reina Sofía no ha logrado superar esa cifra, pero sí batir los récords de las exposiciones más vistas en la historia de las galerías de Madrid.
La colección abrió sus puertas al público el 27 de abril, con el objetivo de revalorizar a Dalí (1904-1989) y presentar al creador de una visión particular del mundo, lejos de la imagen de excéntrico y extravagante «que predomina en nuestro país», añadió Aguer.
Ha sido la mayor retrospectiva del catalán desde su centenario, en 2004, con más de 200 obras, 30 nunca vistas antes en España, que aportaron instituciones, colecciones privadas y los tres grandes depositarios del legado del pintor: la Fundación Gala-Salvador Dalí, de Figueras, el Salvador Dalí Museum de San Petesburgo (Florida) y el propio Reina Sofía.
Durante los cuatro meses de exhibición ha sido frecuente ver largas filas de personas esperando a poder entrar al museo para visitar la muestra. A lo largo del verano, esas aglomeraciones de ciudadanos con ansias de ver el trabajo de uno de los grandes de la historia de España crecieron aún más y las instalaciones de la pinacoteca decidieron prolongar su apertura hasta la noche.
El Reina Sofía ha presentado un análisis cronológico y temático de Dalí, sustentado fundamentalmente en la pintura; un estudio de su obra artística y sus diferentes lenguajes, con el artista catalán como renovador del vocabulario surrealista.
«Una exposición muy compleja que tiene algo de irrepetible», señaló el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel.
Todo tipo de público ha acudido en estos meses a la exposición: nacionales y extranjeros, mayores, jóvenes y niños, ya que el creador «atrae a todos por igual», advirtió la comisaria, que indicó que parte de la causa del acercamiento de los adolescentes a la obra de Dalí es su capacidad de «provocación».
«Se ve muy actual. Es un hombre del siglo pasado, pero con una gran capacidad de anticipación», precisó Aguer.
Aunque las obras más emblemáticas como Meditación sobre el arpa, de 1933, la famosa Figura en una ventana o la cubista Pierrot tocando la guitarra, ambas de 1925, han concentrado continuamente a un gran número de espectadores, el público se ha interesado por igual en toda la muestra, que recorría de forma cronológica la producción del catalán.
Así, aseveró Aguer, además de los autorretratos, «han despertado mucho interés sus últimos lienzos, su acercamiento a la ciencia y el regreso a los clásicos».
También ha sido una ocasión única para contemplar las 30 piezas que no se habían visto nunca en España, como Las bañistas, cedida por el Museo Dalí de Saint Petersburg (Florida, EEUU); La persistencia de la memoria, del MoMA de Nueva York, o Alucinación: seis imágenes de Lenin sobre un piano, del Centro Pompidou de París.
El público, explicó la comisaria, «ha asistido también divertido al montaje de los sorprendentes vídeos que se han proyectado a diario y en los que se resucitaba al mejor pintor».
En definitiva, un «proyecto feliz» para Montse Aguer, que se mostró convencida de que tardará mucho tiempo en repetirse una exhibición como ésta.
