Bebido, con el triple de alcohol en sangre, en un Mercedes a más velocidad de la permitida y conduciendo de forma temeraria e invadiendo el carril contrario. Ése es el retrato que ayer intentó desmontar el torero José Ortega Cano en la primera sesión del juicio que comenzó ayer contra él.
El viudo de Rocío Jurado insistió en su declaración que respetó las señales de tráfico, condujo según las normas reglamentarias y no bebió alcohol antes del accidente de tráfico mortal ocurrido el 28 de mayo de 2011 donde perdió la vida un vecino de Castilblanco de los Arroyos identificado como Carlos Parra. El diestro subrayó que únicamente se tomó «dos coca-colas» y «se mojó» los labios con una copa de cava que le ofrecieron en un establecimiento hostelero. Sin embargo, en el test de alcoholemia que presentará el Ministerio Público arrojó un resultado de 1,26 de gramos de alcohol por litro en sangre. No obstante, la defensa del matador pidió que se invalide la prueba, puesto que se vulneró su derecho a la intimidad, ya que la sangre «se le extrajo con una finalidad terapéutica y para salvarle la vida», y no para ser empleada en el juicio penal.
Ortega Cano, para quien la Fiscalía de Sevilla pide cuatro años de cárcel por un delito de homicidio imprudente en concurso con dos delitos contra la seguridad vial -uno por conducción temeraria y otro por circular bajo los efectos del alcohol-, reveló que, después de fallecer su mujer se «refugió» en la bebida durante «unos meses», porque en ese momento «me sentí muerto en vida», pero dejó claro que transcurrido un tiempo, abandonó estas sustancias.
Centrándose en el caso concreto por el que se le enjuicia, el torero «juró» que no ingirió «ninguna gota de alcohol ni por la mañana ni por la noche» del día de los hechos, añadiendo que, por prescripción médica y debido a los problemas de corazón que sufre, los facultativos «le han prohibido tomar ese tipo de bebidas».
«Todo se ha tergiversado»
Cuestionado por el fiscal por la prueba de la alcoholemia, el diestro hizo hincapié en que llega al juicio «con toda la verdad y confiando en la verdad», señalando, además, que por el hecho de ser una persona pública todo se «ha tergiversado» y se le ha hecho «una injusticia tremenda».
El torero, que declaró por espacio de poco más de una hora, aseguró que no recuerda nada del accidente, ni de todo lo sucedido posteriormente. A su juicio, antes de la colisión con el vehículo de la víctima «le tuvo que ocurrir algo raro, como un mareo o un vahído» relacionado con sus arritmias cardíacas, ya que, aseguró, que si hubiera estado «con sus sentidos» y hubiera visto al otro coche «se hubiera tirado por el barranco».
