Atraer al turista japonés, culto y con alto poder adquisitivo, supone todo un reto. En el ranking de procedencia de turistas extranjeros a Segovia, Japón ocupa el tercer lugar, solo por detrás de Estados Unidos y Francia. En el primer semestre del pasado año, más de 4.000 japoneses visitaron la ciudad, según el último número del boletín de la empresa municipal de turismo.
Como otras ciudades españolas de interior y un alto valor patrimonial, Segovia aspira a potenciar el turismo japonés. Hace ya casi siete años la empresa municipal de Turismo puso en marcha un programa de turismo idiomático, que ha permitido que unos 200 estudiantes, en su mayoría de la universidad nipona de Kobe, hayan aprendido español en la ciudad del Acueducto. Pero Segovia quiere ir más allá en su reto de potenciar la llegada de visitantes del país asiático. La estrategia pasa por ‘importar’ la cultura japonesa y que sus ciudadanos encuentren en Segovia algunas de las raíces del pueblo nipón y, con ello, un motivo especial para visitarla.
Japón ya se ha ‘plantado’ en Segovia. Y lo ha hecho en un rincón privilegiado de la ciudad, el Jardín de Delibes, en la muralla norte, un espacio que, desde ayer, suma al nombre del escritor vallisoletano, una denominación sugerente: «Huerto y jardín de las palabras y los cerezos». «Estoy segura que Delibes estaría encantado de que su jardín expresara, de forma tan poética, esa relación tan vital que él tuvo con la tierra», decía ayer la concejala de Patrimonio y Turismo, Claudia de Santos.
La concejala participó ayer en la plantación de unos 25 cerezos japoneses (Prunas serrulata ‘Amanogawa’) en el parque de Miguel Delibes, una plantación en la que estuvieron presentes el alcalde, Pedro Arahuetes, y una delegación japonesa, encabezada por el ministro de la Embajada de Japón en España, Keiichiro Morishita.
«En la próxima ocasión pondremos el sol», bromeó Arahuetes en el recibimiento al representante de la Embajada de Japón. Paradojas aparte, como que la delegación del ‘país del sol naciente’ encontrase en Segovia una mañana de lluvia intensa, el ministro de la Embajada de Japón y sus acompañantes vivieron el acto de forma intensa. No en vano, nada más llegar al jardín se ataviaron con un kimono muy especial, el ‘happi’ , que utilizan los japoneses en sus celebraciones como símbolo de felicidad. Azul para los hombres y rojo para las mujeres. Y hasta el propio alcalde y las concejalas De Santos y Paloma Maroto (Medio Ambiente) se enfundaron la prenda para plantar los cerezos.
La sakura o flor del cerezo japonés es uno de los grandes símbolos de la cultura japonesa y del sintoísmo, religión nativa de Japón, que comprende la adoración de los kami o espíritus de la naturaleza. «La sakura es señal de amistad y paz», explicaba el presidente de la asociación Hispano Japonesa de Turismo (AHJT), Haruo Shimohira. Un japonés que planta un cerezo adquiere una relación especial con el arbol. «Él volverá a ver su sakura o va a enviar a su hijo o a su nieto para comprobar su crecimiento, su floración, puede sonar exagerado, pero no lo es», afirmaba, por su parte, De Santos. Y añade: «Es un turismo que nos enriquece culturamente, que nos aporta un plus de sensibilidad, del que estamos tan necesitados».
Shimohira y De Santos coincidieron ayer en que con este jardín de las palabras y de los cerezos «comienza una nueva relación entre Segovia y Japón», en palabras del nipón, que aseguró que Arahuetes ya le había prometido otros terrenos para que acudan turistas japoneses a Segovia a plantar cerezos y que, de esta manera, sus familias y descendientes regresen a la ciudad para ver su crecimiento y floración. «El cerezo para los japoneses es mucho más que un árbol, es una filosofía, una señal de amistad», señalaba Arahuetes; unas palabras que corroboraba el presidente de la asociación hispano japonesa de Turismo. Shimohira explicó que cuando brota la flor del cerezo, en primavera, familiares y amigos se reúnen en los parques con cerezos bajo su sombra y, a modo de «picnic», comparten alimentos mientras celebran la aparición de las flores.
Pero el jardín inaugurado ayer no se limita a un pequeño bosque de cerezos. La filosofía que rodea a esta plantación ha quedado reflejada en idiogramas grabados en piedras, que pueden visualizarse en uno de los muros del jardín. Son palabras, escritas en castellano y en el lenguaje pictórico de los kanjis japoneses. La calígrafa japonesa Tomoko Miyamoto, a través de una interpretación de los kanjis creada exclusivamente para este rincón segoviano, invita a sumergir al paseante en un mundo de pensamiento sobre lo más básico de los seres humanos. Son palabras que invitan a la reflexión y que fueron elegidas conjuntamente por la artista y por el personal del equipo de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Segovia.
El ministro del Embajador se mostró especialmente agradecido por la iniciativa de Segovia, con la que la ciudad del Acueducto se suma a las celebraciones, durante los años 2013 y 2014, del Año Dual España-Japón cuya Presidencia de Honor asumen, respectivamente, Su Alteza Real el Príncipe de Asturias y Su Alteza Imperial el Príncipe Heredero de Japón.
En este sentido, Keiichiro Morishita, recordó que a partir del próximo mes de junio se celebrarán actos en ambos países con motivo del 400 aniversario del inicio de relaciones entre España y Japón. Entonces, según explicó el ministro de la Embajada, una misión salió de Japón hacia España, hasta alcanzar la localidad de Coria del Río (Sevilla) para visitar después Madrid. «Es un placer estar en Segovia y es muy importante promocionar la amistad entre los dos países», añadió.
Un libro para invitar a la reflexión en el nuevo jardín
El visitante del “huerto y jardín de las palabras y los cerezos” encontrará un espacio único para la reflexión. Y lo podrá hacer a través de las palabras, grabadas en piedra, en castellano y en el lenguaje pictórico de los kanjis japoneses, un tipo de escritura oriental que invita a la reflexión.
Este jardín constituye una nueva fusión entre el tiempo y el espacio, entre Occidente y Oriente, principios e ideas elegidos conjuntamente por la calígrafa japonesa Tomoko Miyamoto y por el personal del servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Segovia. Todos estos conceptos están recogidos en el nuevo libro «Las palabras y los cerezos», realizado por Montserrat Sanz, profesora segoviana con residencia en Japón y colaboradora habitual de EL ADELANTADO, y la calígrafa Tomoko Miyamoto. Esta publicación, editada por el Área de Turismo de Segovia, ya está disponible en las oficinas municipales de turismo a 3 euros.