La explosión en una fábrica de fertilizantes en la madrugada de ayer en la ciudad de West, en el Estado de Texas (EEUU), provocó la muerte de decenas de personas y dejó heridas a más de 200, aunque la cifra exacta de víctimas, al igual que las causas de la detonación, siguen siendo un enigma.
Las autoridades informaron que, hasta ahora, no hay indicios de que se trate de un ataque terrorista, tras lo sucedido en Boston el pasado lunes.
El jefe de los servicios de rescate locales indicó, sin embargo, que habría al menos 60 fallecidos. «Es un cálculo muy inexacto que he recibido de los bomberos. Aún no sabemos», dijo George Smith. «Se cree que entre los edificios que se vinieron abajo podría haber aún personas atrapadas», señaló.
Las autoridades tan solo han confirmado por el momento entre cinco y 15 víctimas mortales.
La deflagración, cuyas causas se desconocen, ocurrió a las 20,00 horas (las 02,00 hora peninsular española), en la planta industrial West Fertilizer Plant, en la localidad de West, a unos 100 kilómetros al sur de Dallas.
De acuerdo al alcalde de West, Tommy Muska, por los efectos de la deflagración quedaron destruidas unas 80 casas de la localidad. Según el regidor, edificios en un radio de cinco bloques resultaron gravemente dañados. Entre los inmuebles afectados se encuentran una escuela y un geriátrico.
En una cancha deportiva cercana a la industria devastada se levantó un centro médico de emergencia. Los pacientes fueron trasladados en coches y ambulancias y se enviaron seis helicópteros para recoger a los heridos más graves.
Antes de la explosión comenzó un fuego en la fábrica. Según contó el congresista Bill Flores a la prensa, la detonación se produjo cuando habían acudido voluntarios para extinguir el fuego.
Ante la existencia de un segundo tanque de fertilizante, se pidió a los habitantes que se marcharan a un lugar seguro. Alrededor de los 2.800 habitantes de la localidad fueron evacuados.
Los equipos de rescate seguían trabajando al cierre de esta edición en la búsqueda de posibles víctimas entre los escombros a los que ha quedado reducida la instalación de fertilizantes y las viviendas y edificios colindantes.
El sargento de la Policía William Swanton reconoció que se habían producido «algunos saqueos» y admitió que es «un motivo de preocupación significativo para nosotros». «La localidad es segura. Hay numerosos efectivos de Policía apostados en ella», aseguró, aclarando también que «el fuego no está fuera de control y que no ha habido ningún escape químico descontrolado» de la fábrica.
El estallido provoca un sismo de 2,1 grados.- La explosión que se produjo en una fábrica de fertilizantes de la localidad de West se sintió en viviendas situadas a 80 kilómetros a la redonda y provocó un terremoto de 2,1 de magnitud en la escala de Richter, según informó el observatorio geológico de Estados Unidos (USGS). «Ha sido como una bomba nuclear», declaró el alcalde de la localidad, Tommy Muska.
De momento, se desconocen las causas del estallido. Según el sargento Patrick Swanton se está investigando si ha sido provocada voluntariamente o se ha debido a una reacción química. El departamento sobre Armas de Fuego y Explosivos de la Policía recibió la orden de investigar los hechos. «No tenemos ningún indicio de que se haya debido a otra cosa que a un incendio accidental», precisó Swanton.
El portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas, D.L. Wilson, informó de que la mitad de la población de West (2.800 habitantes) había sido evacuada.
