Lo que debería haber sido un día normal de trabajo se convirtió en un momento histórico: después de siete años, 10 meses y nueve días en la cátedra de San Pedro, el Papa Benedicto XVI protagonizó ayer una emotiva despedida de sus colaboradores, los cardenales.
El Vicario de Cristo en la Tierra es el primer líder de los católicos que renuncia desde la Edad Media. Joseph Ratzinger lo hizo de forma discreta. «Respeto incondicional y obediencia», fue lo único que dijo sobre su sucesor al despedirse del Colegio cardenalicio en la Sala Clementina.
De esta forma, Benedicto XVI dejaba claro que nadie tiene que temer que, tras su renuncia, vaya a haber una bicefalia en el Vaticano ni que como Pontífice «emérito», vaya a interferir con su sucesor.
Y es que, ya había dicho antes que seguirá estando próximo a su Iglesia a través de la «oración» y de la meditación. Pero Ratzinger quiere vivir retirado y, para ello, se trasladará dentro de un par de meses a un convento que ha sido renovado para él en los jardines del Vaticano. Allí, el teólogo alemán, que en 2005 no quería ser Pontífice, se dedicará a escribir, leer y escuchar la música que tanto ama. Es decir, no habrá un Pontífice en la sombra.
Un maravilloso sol de invierno que lució sobre la ciudad eterna acompañó la jornada para la que Benedicto XVI habían anunciado su paso: la renuncia. Sin embargo, deja a su grey de casi 1.200 millones de fieles en todo el mundo en ciertas aguas turbulentas.
Su Santidad dio a los purpurados tan solo un consejo de cara al Cónclave que elegirá al próximo Papa: Deberían encontrar una «armonía al unísono».
La semana próxima comenzarán a llegar a Roma cardenales de todo el mundo, para conversar primero sobre los problemas de la Iglesia, e intercambiar opiniones sobre la situación especial que deja un Pontífice al que ya le fallaban las fuerzas para el cargo.
último día de trabajo
La última jornada de labor del Papa de 85 años no concluyó con su despedida de 144 cardenales. Firmó dos nombramientos en Argentina y Vietnam, además, se preparó el viaje en helicóptero a su nueva residencia. Y también mandó un último tuit: «Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida», escribió en esta red social.
A su llegada a Castel Gandolfo agradeció de nuevo a los fieles que se congregaron para despedirlo por última vez y volvió a dar gracias: «A partir de las 20,00 horas seré un simple peregrino que inicia el último tramo de su viaje en esta Tierra. Buenas noches».
En ese momento fue cuando se cerró su residencia en el palacio apostólico y la Guardia Suiza se retiró del palacio.
Respecto al próximo Pontífice, Benedicto XVI prometió «su incondicional reverencia y obediencia». «Hemos de dar gracias al Señor Jesucristo de que nos ha hecho crecer en la Comunión y pedirle que nos ayude a seguir creciendo con esta unidad profunda de modo que el Colegio de Cardenales sea como una orquesta donde las diversidades de la Iglesia Universal confluyan siempre con la armonía», recalcó.
