Después de cinco años duros, durísimos, para los segovianos, las tropas de Napoleón abandonaron la ciudad de Segovia a finales de mayo de 1813, en concreto a las diez de la mañana del día 31, “marchando con ellas las autoridades que su Gobierno tenían constituidas”. Dejaban detrás una ciudad en estado deplorable.
Los últimos días habían sido especialmente difíciles para los segovianos, ya que a medida que los franceses veían más cercana su salida incrementaron la presión económica sobre el vecindario. Así, se exigió la entrega de casi 200.000 reales por la contribución rural que restaba de pagar a la ciudad y sus arrabales, con la amenaza de que si no se cumplía cuatro regidores quedarían como rehenes. El municipio, en vista de la dificultad de conseguir ese dinero en un día, pidió a los más pudientes vecinos que adelantaran la cantidad, en concepto de anticipo… Pero resultaba imposible satisfacer todas las peticiones de los invasores. El día 30 de mayo se reclamaron mil raciones de carne en vivo para las tropas del general Label, que pasaban por la provincia…
Segovia estaba insalubre, como demuestra que los habitantes de la calle Cañuelos dieran parte ese mismo mes de mayo de que los soldados lavaban sus ropas en la cacera que conducía las aguas para el suministro de la ciudad. El Ayuntamiento, el 17 de mayo pedía que se evite ese hecho, “por el perjuicio que puede seguirse a la salud pública”, acordando que se solicitara a los mandos franceses que dieran la orden correspondiente “a fin de que los centinelas no permitan que ningún soldado ni paisano lave ropas en dicha cacera ni otra cosa que pueda infectar las aguas”.
Por si no era poco, Segovia estaba sucia. El 26 de mayo, a menos de una semana de la partida definitiva de los invasores, sus autoridades se quejan al Ayuntamiento “de la falta de aseo y limpieza de las calles y plazas públicas”, instando a que se tomen medidas al respecto. Curiosamente, el municipio se hace cargo de este problema, explicando que “este defecto proviene de que los pueblos de Zamarramala, La Lastrilla y Perogordo no cumplen con la orden que se les dio (…) y que por lo mismo no son acreedores a que se les continúe en la exención del Servicio de Bagajes (uno de los impuestos existentes entonces) que se les ofreció en recompensa de la limpieza de calles a que ellos mismos se ofrecieron voluntariamente”. Al respecto, el Ayuntamiento “acordó admitir y admitió la proposición que al mismo fin hace el gremio de hortelanos de esta ciudad y sus arrabales (…), bajo de igual exención del Servicio de Bagajes, constituyendo obligación formal según lo ofrecen por término de seis meses”.
Así, deplorable, insalubre y sucia estaba Segovia cuando en la mañana del 31 de mayo los franceses evacuaron la ciudad.Ese mismo día, el Ayuntamiento reasumió sus poderes, “para que no falte en ningún momento el buen gobierno”. Una de sus primeras medidas fue acordar, “para la mayor seguridad y tranquilidad del pueblo” que salieran desde ese día por la noche dos rondas de justicia distribuidas por la ciudad y arrabales de su casco “para evitar todo exceso y desorden”, así como “corregir y castigar aquellos que se cometiesen”. Con el mismo fin, el Ayuntamiento ordenó que “los señores cura y diputados de parroquia, con algunos feligreses del mejor concepto y representación (…) ronden también el distrito de sus respectivas parroquias”.
Al día siguiente, 1 de junio de 1813, y al parecer ya con más calma, el municipio inició el recuento de daños, dando la órdenes oportunas para conocer los “estados de los fondos, caudales y efectos que existen en la Tesorería, Administración y almacenes y oficinas de todos los ramos de la Real Hacienda, para inteligencia y gobierno de su Ayuntamiento”. El trabajo era mucho y había que hacerlo rápido, y entre las tareas a afrontar no era la menos importante la de “hacer venir sal”, ya que en los almacenes no había quedado sino “una corta porción”. Y también este 1 de junio, el Ayuntamiento ordenó “restablecer la administración del Correo en esta capital”.
Ya en el mes de junio, las tropas francesas encadenaron revés tras revés. El 28 de junio, y después de haber recibido por diferentes conductos “la agradable noticia de que las armas españolas y aliadas derrotaron completamente en el día 21 del mismo, en los campos de Victoria, al ejército enemigo, mandado por el rey intruso, poniendo los restos de él en precipitada fuga, en las direcciones de Pamplona e Irún”, el Ayuntamiento dispuso que la noticia “se diese al público por cartelas, y que se anunciase también con repique general de campanas”. Más, no contento con esta demostración, y “deseando que una victoria tan señalada que junta con la reconquista de Tarragona y la evacuación de Valencia, participada también de oficio por las gacetas de Madrid, se puede decir que ha decidido la suerte de España, y debe producir su pronta salvación, sea celebrada con la suntuosidad correspondiente”.
El Ayuntamiento decidió que el 29 de junio se celebrara en la Catedral una misa solemne con tedeum, en acción de gracias a Dios por unos triunfos tan señalados. Además, acordó que la noche previa se anunciara la celebración con repique general de campanas e iluminación general del pueblo, en la forma acostumbrada en casos semejantes, que en la Casa Consistorial, además del tambor, clarín y timbales, hubiera una orquesta de buena música, “y que por medio de edictos fijados en público se anunciase al pueblo esta función, para que uniendo todos sus voces y oraciones la hagan más suntuosa y agradable al Señor Dios todopoderoso, para que se digne continuar protegiendo la suerte de los ejércitos aliados, que defienden la justa causa de la nación, y pelean por su libertad e independencia”.
Un bicentenario plagado de actividades culturales en la ciudad de Segovia.- La conmemoración de la Guerra de la Independencia figura entre las que con mayor intensidad se han repetido en España. La más importante fue, sin duda, la del I Centenario, durante el cual el rey Alfonso XIII presidió el acto de colocación de la primera piedra en la plazuela del Alcázar de lo que sería la obra de Aniceto Marinas a los Héroes del 2 de mayo.
En el año 2008, coincidiendo con el bicentenario del inicio de la Guerra de la Independencia, la asociación cultural ‘Biblioteca de Ciencia y Artillería’ organizó un amplísimo programa de actividades, cuyo presupuesto alcanzó el millón de euros, que incluía exposiciones, conciertos, conferencias, recreaciones históricas… El principal acto institucional contó con la presencia del rey don Juan Carlos I, quien presidió el homenaje del ejército a los Héroes del 2 de mayo, acompañado por el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes.
