El grupo VIII de la tercera división, correspondiente a los equipos de fútbol de Castilla y León, no tiene aún un calendario para los partidos que se disputen en la próxima temporada. Es la conclusión a la que llegó la Asamblea General Ordinaria de la Federación de Castilla y León de Fútbol, celebrada ayer a partir de las 18,00 horas. Sin embargo, sí hay una fecha para el inicio de la campaña, que será el día 25 de agosto.
Las razones son los problemas que aún se siguen arrastrando con respecto a la situación de algunos equipos castellano-leoneses, que por diversos motivos no se sabe si jugarán en la segunda división B o tendrán que bajar de categoría. Razones que han hecho retrasar la formación del calendario, puesto que si finalmente bajaran algunos de estos equipos mencionados, a su vez, otros tantos equipos de tercera tendrían que dejar su puesto para establecerse en regional.
Los problemas comenzaron cuando en este periodo estival un equipo de Castilla y León en segunda B, el Zamora, consiguió salvar ‘in extremis’ su complicada situación, cuando presentó el aval de 125.000 euros que necesitaba para mantener la categoría, a través de una empresa de la provincia, un aficionado del club zamorano, y el propio presidente. Una situación similar tenía el Guijuelo, una vez que el Ayuntamiento de la localidad salmantina abonó el aval, aunque la Federación Española de Fútbol aún no ha validado el mismo y de no hacerlo condenaría al Guijuelo directamente a tercera división.
Los asuntos más espinosos de este entramado futbolístico se encuentran en los equipos de el nuevo Salamanca y la Cultural Leonesa. El nuevo Salamanca, nacido de las cenizas de la desaparecida Unión Deportiva, tiene el problema de que la Real Federación Española de Fútbol no le dio el visto bueno, pese a que un juez de la ciudad salmantina notificó a la Real Federación, en un auto de obligación de inscribir al conjunto charro. Si no hiciera caso la RFEF de dicho auto, además del lío de recursos correspondiente, el Salamanca se vería obligado a bajar de categoría para competir en el grupo VIII de la tercera división. Por último para rematar todo este entramado hay que analizar el caso de la Cultural Leonesa. Este conjunto, ascendido deportivamente, vio cómo la Federación no admitió su aval de 400.000 euros, por lo que se verá obligado de nuevo a jugar en tercera de seguir así este ‘culebrón’.
Se sabe en estos momentos que si Guijuelo y Salamanca, terminaran jugando en la tercera división, el equipo que tendría que dejar esta categoría sería el Santa Marta, que ocupó plaza de permanencia al final de la pasada campaña, aunque cabría la opción de que la Arandina comprara una de las dos plazas en segunda B que quedaran vacantes para que el Santa Marta no tuviera que abandonar la tercera división.
Ante esta situación que depende de la Real Federación Española de Fútbol, ya que la segunda división B es una competencia que depende de la entidad nacional, la delegación castellano-leonesa se mantiene a la espera de que pueda de una vez por todas configurar el calendario de partidos del grupo VIII de la tercera división.
Esta situación en la que se encuentra el fútbol de Castilla y León, derivado entre otras cosas de la crisis económica que ha castigado de una manera muy fuerte el fútbol más modesto, ha hecho plantarse a estas alturas de julio en un momento que se podría calificar como esperpéntico. Normalmente, cuando llegan estas fechas del año, los equipos de fútbol tienen claro en qué categoría y contra qué rivales van a enfrentarse en la próxima temporada, y solo están a la espera de que en las reuniones de las distintas federaciones, ya sea la Española con la primera división, la segunda y la segunda B, o las diferentes territoriales, den validez con su calendario de partidos a los ascensos y descensos producidos en la campaña pasada.
Sin embargo, este período estival está siendo especialmente convulso en lo que se refiere a este tema de ascensos y descensos, sobre todo en lo que se refiere a Castilla y León.
La recesión económica a la que se vio España desde el año 2008 ha afectado de una gran manera al deporte del país. A esta peculiar situación de los equipos de Castilla y León se podrían añadir el caso del equipo de fútbol sala segoviano, el CD La Escuela, el cual estuvo a punto de desaparecer al no encontrar un patrocinador que pagara el aval para jugar en la división de honor, aunque finalmente el castigo se resolvió en que al año que viene jugará en la segunda división del fútbol sala. También hay que mencionar la desaparición del equipo de balonmano, Balonmano Atlético de Madrid.
Los tres equipos segovianos que militan en tercera división también arrastran problemas económicos. Problemas que se han traducido en la reducción de presupuesto para la próxima temporada. Contrasta esta situación con lo que se espera de la Segoviana, Unami y CD La Granja, los cuales aguardan los calendarios.
