A menudo, las evidencias son eso, evidencias. Por eso, el hecho que ayer en Legorreta (Guipúzcoa) la Guardia Civil detuviera a dos presuntos miembros -y hermanos- de un comando legal de ETA -Erreka- dedicado a logística -con una tonelada de bombas- que, curiosamente, habían estado en las listas de Euskal Herritarrok en 1999, justo en plena tregua, no ha sorprendido a nadie o casi nadie. Ni siquiera a la izquierda abertzale, que denunció que «esta actuación represiva» -nótese que no utilizó el término incidente- ofrece, con toda su crudeza, la agenda política envenenada que Madrid quiere imponer a nuestro pueblo para que el proceso abierto no se consolide».
Los hechos ocurrieron sobre las 03,00 horas de ayer, cuando unos 200 agentes registraron el caserío Olalde -de la familia Esnaola-, en Legarreta, un pueblo de 1.400 habitantes de la comarca de Tolosa. Aitor e Igor, de 40 y 36 años respectivamente, fueron arrestados de inmediato, y se pudo comprobar que suministraban material explosivo y detonadores.
El premio gordo de este comando, Erreka, lo constituyen, de momento, más de 1.000 kilos de sustancias de deflagración, muy cerca de la tonelada y media detectada en Obidos a principios de 2010. Conviene recordar que en el atentado de la T-4 se necesitaron 500.
También se encontraron ejemplares del boletín interno Zutabe. Igualmente, se peinaron 800 metros cuadrados de la finca.
Esta pareja es muy conocida en la zona. En primer lugar, porque estuvieron en las listas municipales y regionales de EH hace ya 12 años, cuando aglutinó a los partidos Zutik y Batzarre. Aitor se presentó como suplente en Gaztelu, mientras que su hermano fue noveno en su localidad.
Además, son agricultores y ganaderos (baserritarras). Aparte de ayudar, desde 2002 -como probó la documentación intervenida a Susper- a que la serpiente matara inocentes, tenían cultivos, vacas y corderos. El mayor es quesero también, e Igor promociona el lechal, y ambos son los ídolos de muchos chavales, ya que participaban en competiciones de deporte rural vasco, concretamente en trontza, por la que se sierra un tronco en el menor tiempo posible.
Desde Madrid, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, subrayó que los dos presuntos terroristas llevaban tiempo actuando en la organización criminal. Asimismo, confirmó que la operación sigue abierta. «La banda lleva seis semanas muy malas, y si se está reorganizando, nosotros ya estamos perfectamente organizados», apostilló.
Con las detenciones de estos dos presuntos miembros de ETA, las Fuerzas de Seguridad del Estado han interceptado a 37 personas por su vinculación con el terrorismo desde que el 10 de enero la organización declaró un alto el fuego «general» y «verificable».
Mientras, a lo largo de la jornada de ayer, los abertzales pusieron pie en tierra y volvieron a tirar de la RAE a fin de no perder oportunidades para colarse el 22-M, algo que no convenció lo más mínimo al líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti. Así, Sortu expresó en un comunicado su «rechazo» al «tiroteo producido en Francia», y emplazó a la organización terrorista a que «no vuelvan a ocurrir» más acciones «violentas». Desde el resto de partidos democráticos se aplaudió el gesto.
Otra nota destacada del día fue que la Junta Electoral Central ya tiene 21 coaliciones que aspiran a estar en las próximas elecciones municipales y regionales. Eso sí, como era de esperar, ésta comunicó a las Juntas provinciales y de Zona que se facilite la información sobre Bildu a la Fiscalía. Sorprendentemente, los integrantes de la nueva marca de Batasuna no han logrado acuerdos para cerrar las candidaturas en dos localidades vascas y dos navarras.
Por otra parte, la jornada de hoy se presenta muy caliente, ya que el preso más antiguo de ETA, José María Sagarduy, alias Gatza, saldrá de la prisión de Jaén después de cumplir 30 años y nueve meses en la cárcel, un período durante el que se ha convertido en un símbolo en el mundo proetarra. De hecho, se le quería hacer un homenaje esta misma tarde y el sábado en Amorebieta, pero el Departamento de Interior lo prohibió de inmediato.
Las FARC: los ‘amigos’ de Colombia. El presidente Santos, de visita en España, asegura que no tiene dudas sobre el matrimonio entre ETA y la banda asesina de su país. Aquí no se necesitan ‘lupas’ de Rubalcaba. A los etarras les gusta cruzar el charco, más que nada porque Francia hace tiempo que dejó de ser el santuario. El destino parece evidente: Colombia, si bien, la pista Cubillas añade a Venezuela dentro de nuestro particular eje del mal.
Por si alguien tenía alguna duda, el presidente de la nación cafetera, Juan Manuel Santos, de visita por España, sostuvo ayer que la relación entre los criminales vascos y las FARC está probada «sin ninguna duda», y constituye «un desafío común» para los dos países.
Para apoyar su teoría, el dirigente conservador aludió a los «muchos correos electrónicos en las computadoras» de sus paisanos, en referencia a los ordenadores incautados tras la muerte del número dos Raúl Reyes y del jefe de las operaciones militares Mono Jojoy, así como un vídeo en el que la guerrilla colombiana «rendía homenaje a ETA».
Según Santos, en el portátil de éste, abatido en una operación militar en septiembre de 2010, hay «referencias específicas a la banda», y «uno de los correos mencionaba nombres», si bien no dio más detalles al respecto.
En cuanto a la posibilidad de que miembros de Batasuna hayan visitado a guerrilleros de las FARC en las cárceles colombianas, el mandatario confesó no tener información, pero no lo descartó: «Lo supongo».
Por otra parte, ayer se tuvo constancia de que España informó en junio de 2008 a EEUU de que la información conocida hasta esa fecha sobre posibles contactos entre ETA y las FARC no era «muy convincente», según uno de los cables diplomáticos filtrados por Wikileaks.
Así se lo trasladó Javier Sancho, jefe de gabinete del entonces ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en una conversación con el segundo de la legación de EEUU en España en ese momento, Hugo Llorens.
