Mientras en las calles de Santiago de Compostela se multiplican las hipótesis sobre la muerte de Asunta, sus padres,Rosario Porto y Alfonso Basterra, pasaron la noche del miércoles en los calabozos del cuartel de la Guardia Civil en Lonzas, en La Coruña.
En contra de lo que se había venido afirmando en un principio, las investigaciones sobre el asesinato de la niña de 12 años apuntan a que la pequeña no era la heredera universal del testamento de sus abuelos maternos, aunque sí que habría recibido bienes en vida de ellos. De hecho, el texto estaría fechado en el año 1975, mucho antes de que Rosario Porto y Alfonso Basterra adoptaran a la menor, y este documento no habría sido modificado desde entonces. Este hecho, no descarta el móvil económico del asesinato, pero sí que deja abierta la puerta a otras razones.
Sin embargo, en el ámbito judicial la hipótesis del móvil económico es cuestionada porque interpretan que los hechos que se han podido reconstruir hasta el momento «no dan ese perfil».
Con todo, la Benemérita remarca que el hallazgo del testamento «no es concluyente ni suficiente», toda vez que «no se puede descartar que haya otro documento posterior», así como «donaciones» hechas a su nieta en vida o un certificado de últimas voluntades.
En este sentido, no se descarta tampoco una enajenación mental -la madre de la niña recibió tratamiento psiquiátrico- o problemas familiares relacionados con sentir a Asunta como «un estorbo» o con dificultades en el trato diario e, incluso, se ha llegado a sugerir que la niña podría saber algo que a sus padres no les convenía.
Es por ello que, como han avanzado, el juez recibirá un atestado policial «muy completo» en el que habrá «un montón de pruebas» para sustentar la imputación del periodista Alfonso Basterra y la abogada Rosario Porto. Ahí, reconocen, «el móvil es secundario».
También las fuentes judiciales entienden que pudo haber precipitación en el abandono del cuerpo sin vida, toda vez que junto a él apareció una cuerda naranja similar al de una bobina hallada durante el registro de la casa que la familia tiene en Cacheiras, a unos pocos kilómetros de la pista donde se encontró el cadáver. Actualmente, se está analizando si se trata del mismo cordel.
Otro de los asuntos que podría relacionar a los progenitores con el crimen son unas colillas, de las que los investigadores intentarán extraer ADN o huellas con las que determinar si alguno estuvo en esa zona.
Además, las pruebas confirman que a la víctima, de 12 años, le suministraron una fuerte dosis de medicamentos y la ataron antes de asfixiarla. En la capital gallega crecieron los rumores sobre el fallecimiento de los abuelos maternos, e, incluso, una prima de Rosario Porto puso en cuestión sus muertes, ocurridas en un espacio de siete meses, hubiesen sido por causas naturales.
