Vecinos del barrio de San Millán se muestran contrarios a la próxima apertura de una discoteca en la calle de Santo Domingo ya que consideran que en la zona se multiplicarán los problemas que, con frecuencia, están asociados al ocio nocturno: ruido, vandalismo, orines y vómitos en aceras y lugares públicos e incluso tráfico de drogas.
Fuentes de la asociación de vecinos del barrio han comentado a EL ADELANTADO que la futura discoteca se encuentra en fase de acondicionamiento y ocupa un local que ya fue anteriormente un bar de copas.
A los responsables de la asociación les consta que desde la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Segovia “se ha puesto celo” para que el establecimiento cumpla todos los requisitos legales antes de conceder las correspondientes licencias, entre ellas la de apertura.
Sin embargo, añaden que “el problema es que la normativa autonómica es muy laxa, mínima, parece a medida del sector de hostelería”.
A juicio de los vecinos que se muestran contrarios a la apertura de la discoteca, el horario de apertura de este tipo de locales es excesivo, ya que, según la época del año, pueden hacerlo hasta las 6,30 horas o 7,00 horas, con una media hora más de cortesía para el desalojo de los clientes. Además, señalan que en determinadas épocas: Navidad, fiestas locales, etc. se permite la apertura ilimitada.
Entre las medidas que han puesto en marcha desde la Asociación de Vecinos de San Millán, se encuentra la recogida de firmas y la presentación de alegaciones al Ayuntamiento, junto a varias comunidades de propietarios de los edificios más afectados por la apertura de la discoteca.
“Sabemos que las alegaciones no son vinculantes si el establecimiento cumple con toda la normativa, una legislación de los años setenta que no es de recibo en estos tiempos pero que se mantiene por la presión de la hostelería”, según señalan algunos de los reclamantes, que reconocen que sus protestas pueden quedarse “en el recurso al pataleo”.
En este sentido, la asociación de vecinos insiste en que, aunque el Ayuntamiento sea exigente con las instalaciones, la impresión de los residentes es que se sacrifica el bien común por el interés de un sector determinado. La ley está más del lado de ese sector que de los vecinos”.
En la calle
Los afectados indican que el aislamiento del establecimiento puede atenuar el ruido pero no las vibraciones, también molestas. Además, señalan que la discoteca “no tendrá salida de emergencia porque la normativa no obliga a ello cuando el aforo es inferior al centenar de personas, “algo que no tiene sentido, porque si hay un incendio, ¿qué pasa? ¿que se pueden quemar todos porque son menos de cien?, preguntan.
Sin embargo, aseguran que “el verdadero problema está en la calle, porque se produce una alteración de la convivencia ciudadana: consumo de alcohol en la vía pública, vómitos, orines, peleas e incluso tráfico de drogas”, cuestiones que no se controlan noche tras noche.
La asociación de vecinos conviene que hace dos años, la Policía Local intervino ante las demandas de los residentes del barrio y se consiguió controlarlo durante algunos fines de semana, aunque no completamente.
Sus responsables enumeran el número de locales dedicados al ocio nocturno que hay en el barrio, al que se sumaría la nueva discoteca y otra, en este momento cerrada, pero que no suele pasar mucho tiempo sin abrir sus puertas.
“Con un establecimiento más nos tememos que se triangularía una zona entre el Salón, Santo Domingo, Carretas, Plaza de la Tierra y Fernández Ladreda, a lo que hay que sumar una bocatería que que abre a primera hora de la mañana y que es el lugar donde desembocan los noctámbulos”, explican.
La asociación envió una carta al alcalde, Pedro Arahuetes, el 18 de enero que no ha recibo contestación, según cuentas sus responsables, quienes tienen intención de reunirse con varios concejales del equipo de gobierno para tratar este asunto. Entre otras medidas, solicitarán el cumplimiento de las ordenanzas, especialmente en lo relativo al consumo de alcohol en la calle. Sostienen que se producen denuncias pero los expedientes no se tramitan.
Sospechan también de la existencia de venta de drogas en el polígono de San Millán y en el aparcamiento del velódromo, lo que unido a actos de vandalismo contra mobiliario urbano y zonas ajardinadas, que se producen de forma periódica, y a la suciedad “no es la mejor imagen que podemos ofrecer a los visitantes de la ciudad”, dicen.
