Sólo once días restan ya para que arranque la campaña electoral y comience la cuenta atrás hasta el 20-N. En Castilla y León, cien candidaturas de 24 partidos políticos competirán por los 32 escaños que la Comunidad tiene asignados en el Congreso de los Diputados, mientras que 93 listas de 21 formaciones lo harán por los 36 que las nueve provincias de la región se reparten en el Senado. Pese al alto número de combatientes, todo apunta a que, como viene ocurriendo desde los comicios de 1993, PP y PSOE volverán a ser las únicas formaciones que alcanzarán el honor final de ver a sus representantes sentados en ambas cámaras, si bien la pugna no está exenta de interés; no en vano, queda por dilucidar el reparto cuantitativo de sillones, y la batalla, al menos en algún escenario, se presume abierta.
Las espadas estarán, así, en todo lo alto, en Burgos, Salamanca y, sobre todo, León, provincias en las que el Partido Popular planea dar un golpe de efecto y ganar «tres diputados y dos senadores más» que en las últimas elecciones generales de 2008. El reto para el PSOE, por supuesto, frenar el envite, impedir que lo consiga y «mantener el resultado» obtenido entonces.
Con las miras puestas en el Congreso, el presidente del PP de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, lanzó un órdago a la Junta Directiva regional de su partido: arrebatar un diputado a los socialistas en territorio burgalés, leonés y salmantino, para sumar tres representantes en cada una de estas provincias. ¿Lo hizo con algún as en la manga?
Puede ser, ya que si en estas circunscripciones se repitieran los resultados de los últimos comicios -los autonómicos del 22 de mayo-, aplicando el sistema D’Hont el partido de Herrera desharía el empate a dos diputados que en las generales de 2008 obtuvieron socialistas y populares en Burgos y Salamanca, y se quedará con tres representantes, dejando al PSOE con sólo uno. Mientras, en León, el PP daría la vuelta a la tortilla y obtendría tres diputados frente a los dos socialistas -justo la situación inversa a la producida hace tres años-.
Si la famosa fórmula electoral se extrapola a los resultados autonómicos de hace medio año, no habrá variaciones en el resto de provincias de la Comunidad y los populares ganarán tres diputados en Valladolid, frente a los dos del PSOE; y dos frente a uno en las provincias de Ávila, Palencia, Segovia y Zamora, repartiéndose al cincuenta por ciento los dos escaños correspondientes a la provincia de Soria.
Con este escenario, el PP ganaría peso en la bancada castellana y leonesa de la cámara baja y pasaría de los 18 representantes que ha tenido en la última legislatura, a 21.
De ser así, la formación se acercará al techo histórico de 22 diputados que obtuvo en los comicios generales de 1996 y del año 2000, cuando a la Comunidad le correspondían 33 escaños en el Congreso, uno más que en las últimas generales, cuando el descenso poblacional en la provincia de Soria llevó a Castilla y León a perder un sillón por esta provincia.
En lo que al Senado se refiere, donde los escaños se atribuyen a los cuatro candidatos más votados por cada circunscripción, el Partido Popular confía en mejorar los buenos resultados que ya obtuvo hace tres años y que le dieron tres representantes en ocho de las nueve provincias, así como en conquistar también ese 3 a 1 en León, única provincia en la que los socialistas han tenido mayoría en esta última legislatura.
El PSOE, por su parte, se resiste a quedarse sólo con un representante en una provincia que hace tres años se convirtió en su principal feudo. Por ello, convertirá en ‘arma’ el monto de inversión que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha aplicado en la provincia para que, como explica el coordinador de campaña del PSCyL, Pedro José Muñoz, los leoneses «decidan si apuestan por la continuidad de esta senda o por el decaimiento con el PP».
