El Celta de Vigo y el Granada firmaron ayer tablas en el duelo disputado en el estadio de Balaídos, en un encuentro en el que los locales se adelantaron con un gol de Rafinha en el minuto 29 y tuvieron muchas ocasiones para quedarse con los tres puntos. Sin embargo, los andaluces igualaron en el segundo tiempo gracias a un gran disparo de Piti.
El cuadro gallego, que venía con los ánimos por las nubes después de la gran victoria ante el Betis, volvió a ver cómo se le escapaba el triunfo en casa ante un conjunto ‘nazarí’ que sacó petróleo del encuentro. Luis Enrique probó a Rafinha en lugar de Krohn-Dehli, e hizo debutar a Aurtenetxe en el centro de la defensa, mientras que en el banquillo rival, Lucas Alcaraz, alineó a los mismos jugadores que se enfrentaron en Los Cármenes al Real Madrid.
El enfrentamiento comenzó con un Celta arrollador que, desde el pitido inicial, se adueñó del balón y comenzó su particular asedio a la portería defendida por Roberto. Sin embargo, los locales no fueron capaces poner en apuros al guardameta granadino, y poco a poco su juego se fue diluyendo.
A pesar de ello, Rafinha aprovechó un error defensivo visitante a la hora de despejar un balón colgado por Alex López para anotar el primer tanto celeste. Con el gol, el cuadro vigués volvió a crecerse y tuvo la ocasión de marcharse con más ventaja en el marcador.
En el segundo tiempo, los locales salieron con la lección aprendida del partido ante el Espanyol, en el que desaprovecharon dos goles de ventaja, y pusieron todos sus esfuerzos en cerrar cuanto antes el encuentro. Sin embargo, la suerte no acompañó a los de Luis Enrique, que veía imponente desde la banda como Alex López y Charles fallaban hasta cuatro ocasiones claras de gol y como dos minutos después, Piti empataba el duelo tras aprovechar un gran centro de Brahimi.
Tras el tanto sureño, el técnico asturiano sacó al campo a Krohn-Dehli para ayudar al juego de su equipo y cosechar así más oportunidades. El resultado no tardó en llegar, y un gran pase suyo sirvió para que Alex López volviera a estrellar un gran disparo al palo y, un minuto más tarde, para que el mismo jugador mandara el balón a las manos de Roberto.
En los minutos finales, el Celta se fue con todo a por la victoria y encerró en el área a un Granada que, desde el gol de Piti, dio por bueno el empate en Balaídos, que no se movió del luminoso.
