El Papa Francisco y su carismática personalidad hace que cada vez se congregue un mayor número de fieles en sus catequesis semanales en la Plaza de San Pedro, y en la de ayer sus afirmaciones fueron tan categóricas como siempre para defender la santidad de la Iglesia. Así, el Pontífice especificó que a pesar de que algunos se pregunten cómo puede ser santa una Iglesia formada por «hombres pecadores, sacerdotes pecadores, obispos pecadores, cardenales pecadores, un Papa pecador», apostilló que la institución es santa porque «Dios en su amor la hace santa».
«Nosotros, los pecadores, estamos llamados a dejarnos transformar, renovar, santificar por Dios», añadió para destacar que la comunidad católica «no rechaza a los pecadores» sino que les acoge, pues también está abierta «a los más lejanos».
De este modo, Francisco explicó que en la oración del Credo después de profesar que la Iglesia es «una», también se dice que es «santa» a pesar de que a lo largo de la historia ha tenido momentos de oscuridad y concretó que lo es «porque Dios es santo, es fiel y no la abandona nunca al poder de la muerte y del mal; es santa porque Jesucristo, el Santo de Dios, se ha unido a ella indisolublemente; es santa porque el Espíritu Santo la purifica, la transforma y la renueva constantemente», determinó.
Por ello, el Papa invitó a los fieles a «no tener miedo de ser santos», ya que todos están «llamados a la santidad», que no consiste, según especificó, en hacer cosas extraordinarias, sino en dejar que Dios obre en la vida de cada uno con su Espíritu y en confiar en su acción, que lleva a vivir en la caridad, a realizar todo con alegría y humildad.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, se detuvo en los grupos provenientes de España, Argentina, México, Panamá, Colombia y los demás países latinoamericanos y les invitó «a no olvidar la vocación a la santidad». «No se dejen robar la esperanza», insistió.
El Papa también trabajó ayer de manera interna y abordó el nuevo modo en que se celebrará el próximo Sínodo de los Obispos con el Consejo de ocho cardenales que se reúne por primera vez en el Vaticano hasta mañana, según confirmó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, que precisó que también reflexionarán sobre el gobierno de la Iglesia y la reforma de la Curia.
El nuevo secretario del Sínodo de los Obispos, el arzobispo Lorenzo Baldisseri, aseguró al respecto que la celebración de esta reunión es «una prioridad» por la «importancia de la participación del episcopado» y por la «urgencia» de comenzar a prepararlo. Por ello, anunció que «en un tiempo no largo», es decir, en algunas semanas, se puede esperar que la Secretaría del Sínodo anuncie el tema y el modo en que se celebrará. En cualquier caso, el Papa ya adelantó que será sobre «la pastoral familiar y matrimonial al orden del día de la actividad de la Iglesia en los próximos tiempos».
Respecto a las conclusiones de esta reunión, llamada del G8, Lombardi remarcó que habrá que esperar a las conclusiones, ya que ha sido muy fructífera.
