El vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, juró el pasado viernes como presidente interino ante la Asamblea Nacional (Congreso), el mismo día en el que se celebraron los funerales del mandatario Hugo Chávez, quien murió en una lucha de casi dos años contra el cáncer.
Después de ser investido, Maduro instó al Consejo Nacional Electoral (CNE) a fijar la fecha de las elecciones presidenciales, que según la Constitución se deben realizar dentro de 30 días, y en su primer acto de Gobierno designó como vicepresidente al ministro de Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, yerno del fallecido líder.
Además, apuntó que para el momento en que el CNE anuncie la fecha de las comicios «nosotros estaremos listos, y desde ya vamos a la calle a continuar la construcción de la fuerza para continuar la revolución popular y socialista».
El nuevo dirigente señaló tener información de que la oposición está debatiendo la posibilidad de boicotear la cita con las urnas, sobre lo cual destacó que sería «un gravísimo error».
Maduro juró al cargo levantado la mano derecha frente a su aliado y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien le mostró un ejemplar de la Constitución. «No estoy aquí por ambición personal. Asumo la banda para proteger a todo mi pueblo, para defenderlo y seguir el compromiso de continuar la revolución y echar adelante la independencia y el socialismo bolivariano», aseveró.
La juramentación se realizó en medio de críticas, pues la oposición rechazó el fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que avaló la investidura y declaró que Maduro podrá ser candidato en las elecciones sin abandonar el cargo.
En el acto estuvieron como invitados el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y el exmandatario paraguayo Fernando Lugo, así como el exgobernante hondureño Manuel Zelaya.
La sesión legislativa especial fue presidida por Cabello, quien recordó a Chávez y afirmó que la reunión no era «agradable» por el funeral del dirigente, pero que debía realizarse por mandato constitucional.
Maduro juró por los «niños, soldados, indígenas y los campesinos y con lealtad más absoluta al comandante Chávez que cumplirá la Carta Magna con la mano dura de un pueblo que decidió ser libre».
Luego, el exlíder obrero con formación ideológica en Cuba recibió la banda tricolor presidencial, de la cual señaló con voz quebrada y lágrimas que «esta banda no me corresponde».
«Perdón, pero esta insignia le pertenece a Hugo, el comandante en jefe», añadió llorando.
Maduro había recibido el aval del líder como su posible sucesor unos meses antes de morir y el 8 de diciembre pidió a sus partidarios que votaran por el entonces vicepresidente en caso de quedar incapacitado para reasumir el mando. «Chávez nos dijo que debíamos conducir al país a una elecciones libres. En paz. Nosotros nunca aspiramos a ningún cargo y menos a la presidencia porque estábamos satisfechos del jefe que teníamos y que hemos tenido en nuestro corazón hasta el último suspiro», agregó.
Antes, el líder opositor Henrique Capriles Radonski denunció que el fallo que avalaba la investidura, era un «fraude constitucional» y sugirió que fue una línea dictada desde Cuba. «Sabemos por donde vienen. El Gobierno de Castro no va a mandar en Venezuela. Parece que para algunos es imposible llegar a lo alto sin abusar del poder», apuntó.
Sin un camino llano.- Los acontecimientos de los últimos días en Venezuela no parecen dejar dudas de que el presidente interino, Nicolás Maduro, ganó la supuesta lucha en el interior del chavismo y se consolidó como líder del sector, tal como quería el fallecido Hugo Chávez
El principal rival de Maduro, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, se vio reducido a un papel de comparsa. Fue quien tuvo que tomarle juramento y ponerle la banda.
«Pero se trata solo de un armisticio», afirmó sin embargo el expresidente del Consejo Nacional Electoral, Eduardo Sentei. Para él, no todo está escrito y habrá que esperar como se mueve la correlación de fuerzas. «Hay tres sectores definidos. Dos de ellos se aliaron y obligaron al tercero a un repliegue. No le quedaba otro camino en este momento, un camino nada llano», apuntó.
Además, la experta en asuntos militares Rocío San Miguel anticipó que el ahora presidente tendrá que aproximarse al ámbito castrense del chavismo, lo que implicará algunas concesiones.
Pero Maduro no es Chávez. Al menos no lo es ahora. Faltará ver cómo se consolida en el poder e incluso en su partido, donde su mentor no tuvo nunca una rivalidad importante.
