Unas grandes mandíbulas, que la imaginación no tarda en atribuir a un enorme tiburón, reciben al visitante a las puertas de La Alhóndiga. Al atravesarlas, espera un mundo subacuático en el que lo real y lo imaginario se dan la mano en la exposición ‘Vida acuática’, que se exhibe dentro del programa de Titirimundi y podrá visitarse hasta el próximo 18 de mayo.
El ‘padre’ de las fantásticas criaturas que pueblan este universo, Raúl Martínez ‘Ferroluar’, acompañado por el director de Titirimundi, Julio Michel, y la concejala de Cultura, Clara Luquero, guiaba en la tarde de ayer un primer recorrido por la muestra, en la que pueden verse cangrejos, caballitos de mar, un peculiar caracol, algas retráctiles, una gamba, una batea de mejillones, medusas o una pequeña tortuga.
Todos ellos tienen en común su origen, ya que han sido creados con materiales reciclados, desde motores viejos a restos de paraguas o trozos de metal, y su movimiento, muy orgánico y tan cercano a la realidad de cada elemento marino que, por momentos, parecen estar respirando. Entre los animales más espectaculares, unas terrestres hormigas gigantes que pueden convertirse en pesadilla, y una ballena beluga
Todos los animales funcionan con mecanismos que se activan mediante sensores de movimiento y que provocan que los visitantes interactúen con cada pieza, creando un lenguaje hombre-máquina. Los mecanismos van desde una simple bomba de aire conectada a una electroválvula (pez globo), pasando por unas cadenas que traccionan un banco de peces, hasta una biela que articula la ballena beluga; todo ello a la vez que se siente el sonido del mar y el crujir de la chatarra.
Vida Acuática podrá visitarse desde hoy viernes hasta el 18 de mayo, sábado, en horario de doce a dos por la mañana y de cuatro a seis por la tarde, excepto el domingo 12 y el lunes 13, cuando el horario será de doce de la mañana a tres de la tarde, de manera ininterrumpida. El precio de la entrada es de un euro por persona.
