Lejos de ser un simple ejercicio de funambulismo, la relación entre medios de comunicación y Fuerzas Armadas siempre ha transitado sobre la delgada línea que separa derechos fundamentales como el de la información y el de la seguridad. Periodistas y militares reflexionaron ayer sobre esta delicada relación en el II Encuentro sobre Valores Democráticos celebrado ayer en el Campus «María Zambrano» de la Universidad de Valladolid y auspiciado por la Academia de Artillería, el Instituto Español de Estudios Estratégicos y la Fundación Valsaín para la Promoción de los Valores Democráticos.
Con una amplia experiencia de más de tres décadas en información internacional cubriendo conflictos bélicos y como corresponsal, la periodista del diario «El País» Georgina Higueras abrió la jornada trazando un descarnado pero real retrato de la relación entre ambas materias, que no dudó en definir como un «cóctel explosivo» caracterizado por la desconfianza entre el poder y quien se encarga de monitorizar sus excesos. Higueras abogó por una «honesta colaboración» entre medios de comunicación y Fuerzas Armadas, en la que ambos colectivos «sean capaces de romper tabúes cada uno desde su lugar y se liberen de los fantasmas del pasado».
De este modo, manifestó que la prensa espera del ejército «hechos, honestidad, respuestas a tiempo e informaciones que respondan a la demanda de los diferentes medios, siempre bajo criterios de fluidez, transparencia y calidad». En el otro lado de la balanza, la periodista precisó que las Fuerzas Armadas reclaman a los medios de comunicación «honestidad, rigor, respeto y profundidad» a la hora de tratar un hecho informativo, y aseguró que un trabajo periodístico bien hecho en materia de seguridad «es tan importante como la defensa del área marítima».
También se refirió a los casos «wikileaks» y a las filtraciones informativas de Snowden, y aseguró que se han producido por que «los periodistas han dejado de hacer su trabajo para ser comparsas del poder, y la sociedad reivindica el derecho a la información apoyándose en las nuevas formas de comunicación».
Por la tarde, la presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), Elsa González, hacía hincapié en los aspectos éticos de la comunicación y la seguridad, y aseguró que estte problema «es un dilema permanente que atenaza al periodista, en el que la clave es la responsabilidad, por lo que es necesario que el profesional seleccione con criterio, contextualice, valore, contraste e informe sin olvidar el compromiso que tiene con la sociedad».
González aseguró que el periodismo «debe respetar la Ley, pero su misión está más cerca de la moralidad que de la legalidad, porque los periodistas somos portadores de un derecho constitucional del ciudadano» , y constató la dificultad de actuar con la rapidez que demanda la nueva Sociedad de la Información a la hora de publicar con rapidez contenidos de gran calado, por lo que es necesario que las universidades formen éticamente a los futuros profesionales»
La presidenta de FAPE lamentó que la crisis haya hecho que las redacciones se «descapitalicen», dejando en manos de periodistas inexpertos la toma de decisiones sobre informaciones especialmente delicadas, como las que afectan a la seguridad. Además, señaló que la sociedad espera de las Fuerzas Armadas transparencia hasta ese límite de la seguridad, porque «siempre es mejor, además de una obligación democrática, facilitar información a los medios que aguardar a que el periodista hurgue, que debe hacerlo».
