El colegio es aprendizaje y muchas veces se sale del texto de los libros y de la pizarra, llevando un proceso de ciencias, teórico, hasta convertirlo en práctico y participativo. Y eso es lo que ha ocurrido en el colegio público de La Losa.
Hace un tiempo, una de las madres de alumnos, propuso a la tutora de Infantil, la posibilidad de incubar huevos de gallina, así, tan natural como suena. Y para ello, se contaba con el padre de ella, osea el abuelo de un alumno(Milo), quien lleva tiempo dedicándose a la tarea de manera aficionada. Con ello, la actividad, se convirtió en intergeneracional.
El abuelo, acudió a clase, y explicó a todos los alumnos de Infantil y Primaria, “todo el proceso: el funcionamiento de la incubadora (que mantiene una temperatura constante y los va volteando), lo que teníamos que hacer (mantener agua en la incubadora, observar los huevos al trasluz para comprobar su desarrollo y desconectar la incubadora tres días antes de la eclosión,…”, explica el profesor Rubén Cantalejo.
En sucesiva colaboración, con el propósito, el abuelo del escolar, “trajo unos huevos y también aportaron más huevos los alumnos que tienen gallinas”, añade Cantalejo. La experiencia, viene resultando enriquecedora, para todos, alumnos, padres, profesores y abuelos, que encuentran en este proceso y su reproducción, un aliciente más para acudir a la escuela y a la vez disfrutar. El resultado, asimismo, es muy positivo. “Durante los 21 días de incubación hemos ido mirando a contraluz el desarrollo de los huevos en un par de ocasiones. Al final tenemos 9 pollitos de cerca de 20 huevos (lo esperado)”, enumera con orgullo el profesor.
Son las paradojas y las experiencias enriquecedoras que surgen durante el curso, y estos ‘nuevos alumnos’, los pollitos, “están ahora en una caja en el aula de infantil y los más pequeños se encargan de su alimentación y limpieza”.
Mascota
La actividad acapara una gran atención, y hasta tiene un protagonista especial. La mamá de Milo, que fue la que trajo la incubadora al colegio, hasta creó una mascota, llamada, ‘Gallina Cocorina’, y en torno a ella, “durante los 21 días de incubación, este grupo de alumnos de Infantil, han tenido una actividad diaria propuesta por la mascota”, convirtiendo esta práctica, en un ejercicio de vuelo alto.