La empresa Volconsa trabaja a contrarreloj, convencida de que las obras finalizarán en el plazo comprometido. Las obras de construcción del Centro de Desarrollo e Innovación Empresarial (CIDE), el primer edificio del Círculo de las Artes y la Tecnología (CAT) de Segovia, superan hoy 70% de ejecución. Tras el retraso que acumula la obra, este alto porcentaje de construcción sería alentador, sino fuera porque queda poco más de un mes para llegar a la fecha tope para finalizar los trabajos.
El Gobierno municipal concedió el pasado mes de abril a la adjudicataria una última prórroga de dos meses para concluir la obra, de tal manera que el edificio deberá ser una realidad antes del 30 de junio. «La empresa se ha comprometido a hacerlo y tenemos que conseguirlo», asegura el concejal de Empleo y Tecnología del Ayuntamiento de Segovia, Javier Giráldez (PSOE), consciente de que la obra debe concluir en el plazo marcado por el Ministerio de Industria. El departamento ministerial ha otorgado recursos a fondo perdido para la puesta en marcha del CAT, a través de cuatro convenios, además de conceder un préstamo al Ayuntamiento, por unos 10 millones de euros, sin interés y a pagar en 13 años, para construir el inmueble.
A pie de obra, Giráldez, el gerente del CAT, Claudio Galindo, y los representantes de Volconsa, se conjuraban para que la obra del edificio acabe en la fecha pactada. Las obras comenzaron el 3 de mayo de 2011, con un plazo de ejecución de 15 meses. De concluir el próximo 30 de junio, los trabajos finalizarían con diez meses de retraso, una tardanza que la empresa y los responsables municipales atribuyen a diversos factores.
A la complejidad de construir un edificio singular y de vanguardia, diseñado por los arquitectos Juan Carlos Sancho y Sol Madridejos, se han unido no pocas dificultades imprevistas que, por fortuna, según destacó Giráldez, ya han sido superadas. La primera hace referencia a los problemas de Volconsa, que en noviembre de 2011 quedó inmersa en un concurso voluntario de acreedores, una circunstancia que no paralizó las obras, aunque sí provocó una evidente ralentización de los trabajos durante algunos meses.
Las abundantes lluvias del invierno han penalizado también la obra. Uno de los motivos que argumentó Volconsa para obtener esta última prórroga es que las lluvias de febrero a abril ralentizaron los trabajos de una de las zonas de mayor complejidad constructiva; la enorme cúpula abovedada en una las esquinas del inmueble, que será, sin duda, una de las señas de identidad del edificio. Las fuertes rachas de viento también han forzado en no pocas ocasiones a parar las grúas. Trasladar a la realidad el diseño sobre el papel de Sancho-Madridejos no ha sido tarea sencilla. Desde Volconsa se asegura que los trabajos no obedecen a la mera construcción de un edificio, sino que son propios de una obra civil de envergadura. «Trabajamos con expertos especializados en obra civil, que están haciendo estos mismos proyectos en todo el mundo, la geometría del edificio es muy singular, hay un equipo de ingeniería solo para esta obra», afirman fuentes de la empresa.
Suministro
Pero, sin duda, la mayor dificultad a la que se ha enfrentado la obra han sido los problemas de suministro de material por la quiebra de empresas del sector de la construcción. «Las empresas fabricantes de ciertos materiales apenas tienen actividad y nada en stock y no arrancan una máquina hasta que no tenga un mínimo de demanda, en muchas ocasiones nos ha tocado esperar», afirman desde Volconsa, que se ha visto forzada a solicitar materiales a otros países, como a Estados Unidos, en el caso del producto que servirá para unir los vidrios de fachada del edificio. En la actualidad, la empresa tiene que pagar por adelantado más del 50% de la facturación de material que precisa la obra. El acero inoxidable o el pladur han sido adquiridos directamente por la adjudicataria de la obra.
Si Volconsa confía en terminar el edificio dentro del plazo es por el alto número de operarios y empresas dedicados exclusivamente a la obra; además de que ya cuenta con la gran parte del material que se precisa para la finalización. La zona de obra está inundada de material apilado y listo para su colocación, caso de las estructuras metálicas y vidrios de fachadas; mientras otros se almacenan en talleres externos que trabajan para la obra. «Está todo abarrotado de material, hemos querido adelantar todos los plazos de suministro, aunque ahora no se pueda colocar por diferentes motivos, lo hacemos para llegar a la fecha», explican desde Volconsa.
En la obra, junto a la carretera de Madrid, a escasos metros de la antigua fábrica de «La choricera», trabajan en la actualidad alrededor de 50 trabajadores. Además, para esta obra trabajan exclusivamente cinco empresas externas: una en Portugal, dos en Cataluña y otras dos más, en cerrajería y carpintería, en Murcia. Las empresas segovianas también han tenido un papel protagonista; con el montaje de las instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones, el suministro de hormigón y la excavación de la parcela, entre otras tareas.
Al mismo tiempo que se levanta el edificio, la empresa también trabaja en completar la urbanización de la plazuela que queda contra el edificio. El resto del pavimento de la plazuela, de dibujos geométricos, ha sido protegido con hierros y plásticos, que se retirarán una vez que el edificio esté construído.
