No hubo lágrimas, ni drama ni críticas, pero la noche más dura de España en los últimos cinco años evidenció que puede haber un antídoto contra sus éxitos.
Italia en semifinales y Brasil en la final de la Copa Confederaciones demostraron que esa receta se compone de presión alta y agresiva para bloquear la salida de la pelota, recuperación rápida, veloces transiciones de ataque con el balón al espacio y disputa de la posesión del esférico.
Un atisbo de preocupación se vio en las catacumbas de Maracaná tras el severo 3-0. «A España los equipos le juegan de tú a tú. Cada vez nos tienen más estudiados», señaló Íker Casillas, recordando los sufrimientos ante el ‘azzurra’.
Sergio Ramos admitió que el golpe es una lección que va más allá del vestuario: «Enseña no solo a los futbolistas, sino en general a nuestro país. Nos han jugado de una manera que nos han creado mucho peligro, nos presionan arriba, nos roban en campo contrario y de todo eso debemos aprender».
Además, insistieron en el lado positivo de toda derrota. «Sí, nos vendrá bien», apuntó Xavi Hernández, que pidió «aprender» sin revelar exactamente el qué.
Después de tres finales seguidas ganadas, los jugadores del combinado nacional estuvieron el domingo del otro lado. La cara seria sobre el césped era la suya. Los que cantaban y bailaban al ritmo marcado por el defensa Dante tocando su pandero eran los brasileños. Los niños que correteaban sobre el césped junto a sus padres llevaban camisetas amarillas. «No estamos acostumbrados», admitió el centrocampista después de festejar dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010) consecutivas.
El azulgrana puede trazar similitudes entre la caída con Brasil con la que sufrió con su club ante el Bayern en la Champions o las encajadas frente al Real Madrid en las últimas campañas. La ‘verdeamarela’, el conjunto alemán y el equipo de Mourinho utilizaron sistemas parecidos.
«¿Final de ciclo de España? No, olvídate, este equipo tiene aún mucho que ofrecer, hay que tener mucho respeto por ellos», defendió Dani Alves. «Sigue siendo digna de admiración por la personalidad que tiene y la forma como compite. Es para quitarse el sombrero», manifestó.
Olvidar el pasado
En el fútbol no se vive mirando los trofeos de las vitrinas y eso lo saben los jugadores de la ‘roja’. «El palmarés de esta selección está ahí, no hay que olvidarlo, pero, evidentemente, en el fútbol no vives del pasado y tienes que seguir demostrando día a día», apuntó Sergio Ramos a modo de lección.
La única media sonrisa la puso Del Bosque, que negó que vaya a haber consecuencias futuras. «No nos gusta perder, pero no debe ser un drama», y pidió calma tras un encuentro que animará a sus rivales pensando en 2014.
Por otro lado, si España consigue la plaza para el Mundial, ya sabe qué es lo que le va a tocar. Largos viajes, diferentes zonas climáticas, calor, humedad, frío y un anfitrión renacido: Brasil y la Confederaciones anticiparon un Mundial complicado para los europeos.
La vigente campeona continental y del mundo puede dar fe de ello, pero también Italia, ahogada físicamente. «Me parece muy difícil ganar aquí», indicó Bergomi sobre la maldición del Viejo Continente, que nunca ha ganado un gran torneo en América.
Brasil, un país que es casi un continente, ofrece retos complejos para todos, pero especialmente para España, Italia, Alemania, Holanda o Inglaterra. «El año que viene no elegiré a 23 futbolistas, sino a 23 atletas», indicó Prandelli.
La aclimatación ante la posibilidad de jugar en el frío Porto Alegre o en la tropical Fortaleza serán decisivos. El de Brasil 2014 será el primer Mundial de la historia que se juegue simultáneamente en invierno y verano. Las distancias son similares a las de Estados Unidos, pero las dificultades son bastante mayores, porque las infraestructuras y el transporte tienen un nivel inferior.
Para el próximo año, Uruguay y Argentina lo intentarán, al igual que los equipos europeos, a los que les espera un enorme reto: conquistar América.
