Argo, de Ben Affleck, recibió en la madrugada española de ayer el Oscar a la Mejor Película en la 85 entrega de estos premios, según anunció desde la Casa Blanca la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, en una situación inédita en esta ceremonia.
El thriller con apuntes de drama, que también recibió los galardones al mejor guión adaptado y montaje, se había revelado previamente como el más exitoso de la temporada, al ir ganando premios por doquier tanto de la crítica como de los influyentes sindicatos del gremio.
En las más de ocho décadas de historia de estos premios, solo una película consiguió el Oscar sin que su artífice aspirase a la estatuilla de mejor dirección: Paseando a Miss Daisy (1989), que supuso el lanzamiento al estrellato de Morgan Freeman.
Argo, coproducida por George Clooney, cuenta con una trama inspirada en hechos reales, sobre un operativo de la CIA en 1980 para rescatar a unos rehenes en Irán con la complicidad de Hollywood.
El Oscar al Mejor Director fue para el taiwanés Ang Lee por La vida de Pi, una epopeya inspirada en el bestseller homónimo de Yann Martel. Lee apostó por explorar cuestiones más espirituales y lo hizo con una belleza visual en 3-D que jugó mucho a su favor. Por este filme también alzó trofeo el chileno Claudio Miranda, por fotografía. No tuvo la misma suerte su compatriota Pablo Larraín, que competía con No en la categoría de mejor película extranjera, en la que resultó premiada Amour, del austríaco Michael Haneke, que se quedó con las ganas de llevarse el premio gordo, así como el de realizador. Y es que este filme tiene en EEUU un recorrido muy minoritario, si bien la crítica especializada lo calificaba de obra maestra.
Jennifer Lawrence fue distinguida como mejor actriz protagonista por El lado bueno de las cosas. La heroína de Los juegos del hambre da vida a Tiffany, una joven viuda adicta al sexo que se enamora de un hombre bipolar (Bradley Cooper) que lo perdió todo tras un ataque piscótico y vive nuevamente con sus padres. La favorita, Jessica Chastain, que lo borda en La hora más oscura, tuvo que sufrir a los académicos más conservadores, que no toleraron que la directora Kathryn Bigelow, que ya triunfó en 2009 con En tierra hostil, se cubriera de oro mientras exponía otro lado, el más oscuro, de EEUU, con sus Guantánamos. Esta película, la gran derrotada, tuvo que compartir premio con Skyfall en sonido.
En el resto de categorías interpretativas, Daniel Day-Lewis hizo historia como actor protagonista (Lincoln) y Anne Hathaway (Los miserables) y Christoph Waltz, por Django desencadenado, que le valió el de mejor guionista a Quentin Tarantino, que recibió el Oscar de Charlize Theron, «mi vecina».
