Un día después de que Barack Obama le pidiera esperar para realizar la consulta sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, y tras asegurar que el referéndum no se celebrará antes de 2017 ante la presión de los euroescépticos de su propio partido, el primer ministro británico, David Cameron, presentó ayer un proyecto de ley para llevar a cabo esa elección que decidirá si los ingleses quieren seguir formando parte del bloque comunitario.
La normativa propone fijar que la consulta popular tenga lugar dentro de cuatro años en caso de una victoria electoral de la agrupación política de Cameron, y allí debe formularse claramente la pregunta: ¿Debe el Reino Unido seguir siendo miembro de la Unión Europea?
El proyecto no será presentado ante el Parlamento por el Gobierno, sino por algunos congresistas. El Ejecutivo no puede hacerlo porque sus socios de coalición, los liberales demócratas, que miran con buenos ojos hacia Bruselas, no están de acuerdo.
«Si los conservadores estuvieran solos en el Gabinete, simplemente habríamos hecho una ley», manifestó.
