Corea del Norte no descansa y, después de haber amenazado a sus vecinos del sur e, incluso, a Japón, con un ataque inminente si continúan las sanciones de la ONU contra el régimen comunista por su programa nuclear, ayer anunció que sus tropas ya han adoptado una posición de combate para atacar objetivos estadounidenses, de modo que ya está apuntando a las bases militares que la Administración Obama posee en el continente asiático y en las islas de Guam y Hawaii.
«Desde este momento, el Mando Supremo del Ejército Popular de Corea del Norte pondrá en posición de combate a todas sus unidades de artillería y de cohetes, incluidas las de largo alcance, que alcanzarán todos los objetivos enemigos en las bases invasoras de Estados Unidos en su continente, Hawaii y Guam», aseveró un alto mando castrense.
El Gobierno de Pyongyang volvió a justificar que su ofensiva se llevaría a cabo en caso de que haya una provocación exterior, que sería repelida con «una fuerte respuesta». Y, para el Ejecutivo de Kim Jong-un, esa amenaza de Washington ya ha comenzado, después de que EEUU trasladase a la isla de Guam sus bombarderos B-52 (capaces de transportar material nuclear) para llevar a cabo maniobras militares conjuntas con Corea del Sur, como sucede cada primavera. Unos ejercicios que se prolongarían hasta finales de abril y que tienen un carácter defensivo.
En este sentido, el Departamento de Defensa estadounidense condenó la retórica «belicosa» del régimen norcoreano y advirtió de que la Casa Blanca está lista «para responder a cualquier contingencia».
El portavoz del Pentágono, George Little, reconoció que su gabinete está «preocupado» por las «amenazas» pronunciadas en las últimas horas desde Pyongyang. «Necesitan dejar de poner en riesgo la paz en la península», porque «no ayuda a nadie», añadió.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa surcoreano aseguró que no ha detectado ningún movimiento inusual de las Fuerzas Armadas norcoreanas después del anuncio del Ejecutivo de Kim Jong-un contra los intereses estadounidenses en la región.
Además, la jefa del Gobierno de Seúl, Park Geun Hye, advirtió de que «la única forma de que Corea del Norte sobreviva» es que «abandone inmediatamente sus provocaciones» y «se convierta en un miembro responsable de la comunidad internacional».
