El perejil silvestre de las Hoces del río Duratón estaba ayer mojado pero fácil de coger. La lluvia caída disminuyó el número de asistentes a la romería y, por ende, el de quienes deseaban acopiar un ramillete de esta planta, en la creencia extendida en los últimos años de que da suerte si se recolecta el 25 de octubre. Costumbres aparte, lo cierto es que la ermita de San Frutos recibió este año a menos romeros que años precedentes. La lluvia obligó a celebrar la misa —presidida por el sacerdote de Sepúlveda, Slawomir Harasimovic— en el interior del templo, abarrotado de devotos de San Frutos, muchos de los cuales habían acudido andando desde los pueblos del entorno (principalmente Sebúlcor, Burgomillodo y Valle de Tabladillo). Como es habitual, al final de la eucaristía se dio a besar a los fieles la reliquia del patrón de Segovia. Y, a renglón seguido, tuvo lugar la procesión, si bien con la imagen del santo cubierta con un plástico. El recorrido fue más corto del habitual, dando la vuelta en el puente de ‘la Cuchillada’. Tras la subasta de las andas y la subida de la imagen a su altar, un buen número de los presentes intentó pasar por debajo del altar de San Frutos, para así librarse de hernias y quebraduras.
El desapacible tiempo también redujo el número de puestos de venta ambulante. Si bien no faltaron los asiduos, como ‘Chiringuito Meli’, la afluencia no fue alta. Muy pocos se quedaron a comer en la explanada situada a medio camino entre ‘la Cruz de la Carretada’ y la ermita. La mayoría optó por ir a degustar el cordero asado a algún establecimiento de la zona.
Por la tarde, tranquilidad casi total en la ermita, solo rota por la visita de algún devoto, deseoso de rezar un padrenuestro al santo eremita.Y, acabada la romería de 2013, los más animosos de la comarca se desplazaron a Burgomillodo, donde al anochecer estaba programada la actuación de “El rey del teclado”.
