La Justicia envió ayer a prisión sin fianza a los padres adoptivos por la muerte de la pequeña Asunta Basterra, de origen chino y con tan solo 12 años de edad, un crimen que ha conmocionado a España. El juez de Santiago de Compostela que investiga la muerte de la menor, José Antonio Vázquez Taín, decretó cárcel para Rosario Porto, una abogada de 44 años, y para su exmarido, Alfonso Basterra, periodista de 49, que ayer mismo ingresaron en el centro penitenciario de Teixeiro (La Coruña).
De momento se les imputan a ambos un delito de homicidio, pero ese cargo podría cambiar al de asesinato, según los hallazgos que revelen los resultados de toxicología. La Policía cree que la víctima fue drogada y atada antes de ser asfixiada.
El cadáver de Asunta, que fue adoptada cuando tenía un año, fue descubierto la madrugada del domingo en una pista forestal del municipio de Teo, a unos cuatro kilómetros de Montouto, donde la madre posee una casa que heredó de sus padres, propiedad que el pasado miércoles fue sometida a un registro en profundidad.
Mostraba señales de violencia. Pocas horas antes sus padres habían denunciado su desaparición.
Uno de los posibles móviles del crimen que se baraja es el económico. Asunta, al parecer, fue beneficiada económicamente por sus abuelos maternos, que murieron en escasos seis meses en 2011 y 2012. Además, los dos imputados no disponían de efectivos para llevar su alto nivel de vida.
Otro de los elementos que añaden desconcierto al caso es el hecho de que la niña abriera un blog con historias de muertos, escrito en inglés, poco después del fallecimiento de su abuelo.
Asociaciones de adopción internacional expresaron su preocupación por la reacción de las autoridades chinas ante este caso, temerosas de que pueda haber problemas en las adopciones en curso de niños chinos por parte de familias españolas.
Los investigadores no creen, la versión dada por la madre, desmontada con el hallazgo de varias imágenes en las que puede verse a ella en su coche acompañada por su hija en dirección a Teo en una franja horaria en la que, según su testimonio, no estarían juntas.
Por su parte, Alfonso Basterra mantuvo su inocencia en el caso durante el interrogatorio que tuvo lugar ayer y, que pese a la negativa de declarar el pasado miércoles, en esta ocasión prestó sus argumentos durante unas dos horas.
La primera versión dada por los dos imputados por homicidio fue que el padre de la menor acudió junto con su mujer a las 22,31 horas del pasado sábado a interponer una denuncia ante la Policía en Santiago por la desaparición de su hija. Tal y como recoge esta denuncia, Rosario Porto indicó que, cuando llegó a su domicilio tras hacer unas compras, se encontró la puerta cerrada con llave y la alarma conectada. La niña no se encontraba allí. Por ello, la madre llamó a su exmarido, que vive a escasos 25 metros de su domicilio, para comprobar si estaba con él. Al no tener noticias de la menor y tras esperar «un tiempo prudencial», los padres aseguraron que se pusieron en contacto con varios conocidos y amigos de la niña con resultado negativo.
Los abogados de Rosario Porto y Alfonso Basterra renunciaron ayer a continuar con su defensa apenas unas horas después de que el juez del caso hubiera enviado a la prisión de Texeiro (La Coruña) a ambos imputados por un delito de homicidio.
Los letrados alegan motivos «estrictamente técnicos». Aunque ambos estuvieron presentes en el interrogatorio que se prolongó durante varias horas, el defensor de Alfonso Basterra, Roberto Goris, explicó que «no asistió» al detenido, y abundó en que se trata de cuestiones «estrictamente profesionales», al no ser especialista en asuntos penales.
También el letrado que acompañó a la madre de la menor, Juan Guillán, se desvinculó de la defensa de Rosario Porto, con cuyo padre tenía una relación de amistad. En su caso, no dio explicaciones de su abandono.
