Comenzaban los años sesenta entre minifaldas, músicas machaconas y pantalones de campana cuando, en un pequeño pueblo segoviano, Castillejo de Mesleón, un joven llamado Ricardo Diez Pascual, que entonces contaba con 34 años, por auténtico azar, pasaba de teniente de alcalde a presidir este pequeño Ayuntamiento sin imaginar que, este paso sería fundamental en su vida.
Ricardo Diez Pascual, entró en el Ayuntamiento de Castillejo de Mesleón de la Mano de su tío, que entonces ocupaba el cargo de Alcalde (lo fue durante 25 años). Al llegar el 1963, este decidió que ya era hora de pensar en ir dejando el cargo y pasar la responsabilidad a otro vecino y, así lo hizo.