De menos a más, la procesión de los Cinco Misterios con la que la Hermandad de Nuestra Señora la Soledad Dolorosa se acerca desde hace casi dos décadas a los actos del Triduo Pascual ha cobrado carta de naturaleza propia en los actos cofrades de estos días. El esfuerzo realizado estos años por la hermandad con sede en la iglesia de Santa Eulalia ha hecho que la procesión en la que se rezan los cinco misterios dolorosos del Santo Rosario sea cita obligada en la programación de la Semana Santa segoviana. La imagen del Santo Cristo de la Esperanza una hermosa talla de autor anónimo realizada a finales del siglo XVII parte a hombros de los esforzados costaleros de la hermandad en un desfile procesional que se prolonga hasta la medianoche para “repartir gloria” por un barrio que expresa su devoción acompañándola durante todo el trayecto.
A las ocho de la tarde, las puertas de la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Mérida se abrían de par en par para dejar salir a los cofrades de la hermandad para iniciar la procesión. La salida del Santo Cristo de la Esperanza del templo constituye un año más el momento más emotivo de la procesión, en la que los costaleros, excepcionalmente dirigidos por sus capatacer, realizan un preciso ejercicio que mezcla fuerza y habilidad para sacar el voluminoso trono del templo, alfombrado por decenas de claveles rojos a los pies de la imagen.
Tras sacar el trono, llegó el momento de izar la imagen del Cristo, que sale del templo tumbado, y que fue levantado y fijado por los propios cargadores. Después llegó el momento de la primera ‘levantá’ de la procesión, en la que la alcaldesa Clara Luquero, en nombre de la ciudad, dedicó el esfuerzo de los costaleros a las personas enfermas y sin empleo. También participó en la procesión el coronel director de la Academia de Artillería José María Martínez Ferrer, ya que el centro de enseñanza militar escolta a la imagen de ‘La Dolorosa’ en los distintos actos procesionales de la Semana Santa.
La peculiar liturgia de comunicación entre capataces y costaleros volvió a funcionar como un mecanismo perfectamente engrasado para llevar a cabo el desarrollo de la procesión, donde las sucesivas ‘levantás’ a lo largo del recorrido trufaron de emoción el rezo de los cinco misterios que tuvo lugar ante la Cruz de Piedra de la plaza de Somorrostro, el convento de Santa Isabel, el convento de San Antonio el Real, la plaza de la Universidad y la iglesia de Santa Eulalia, donde concluyó el ejercicio procesional.
