Pocos países en el mundo pueden presumir de tener una equivalencia geográfica totalmente opuesta, lo que se conoce por antípodas, dado que la mayoría de la superficie del planeta está cubierta de agua. Pero uno de estos pocos casos es el de España, y su referente terrestre es Nueva Zelanda. Hace unos días se ha firmado el primer hermanamiento entre ambas naciones, lo que representa el más alejado del mundo.
A pesar de tratarse de los dos puntos más distantes de la Tierra, existen varios nexos en común que han facilitado el acuerdo de colaboración y han aproximado a los municipios de Valverde del Majano y de Gisborne. Ambos se han comprometido a establecer intercambios educativos que favorecerán el conocimiento de los respectivos idiomas oficiales: español e inglés; así como colaboraciones en materia educativa, comercial y turística.
Todo surgió después de que se descubriera una relación especial entre los dos países debido a la existencia de una amplia comunidad maorí, el grupo étnico más amplio y autóctono del país de Oceanía, con vínculos a través de un antepasado procedente de la provincia de Segovia que emigró hace dos siglos. El interés de los maorís por conocer sus antepasados permitió descubrir que más de 15.000 personas son descendientes de aquel emigrante nacido en Valverde del Majano un 31 de enero de hace 200 años. Ello llevó a que algunos miembros de la comunidad neozelandesa visitaran el municipio segoviano en 2007. Ahora se ha devuelto la visita por parte de una veintena de segovianos a aquel país, completando así el proceso, y dando un carácter institucional y oficial a la curiosa relación internacional.
El encuentro de estos días ha estado rodeado de una gran carga emocional por completarse el árbol genealógico de una amplia dinastía muy reconocida en toda Nueva Zelanda, y que se denomina ‘Paniora’, deformación del adjetivo ‘españoles’. De hecho, sus miembros se identifican luciendo símbolos que hacen referencia a nuestro país, como banderas, toreros o bailes de sevillanas.
También ha supuesto una destacada importancia cultural debido a los lazos entre ambos países. De hecho en Nueva Zelanda se sigue investigando y poniendo en cuestión la historia oficial de su descubrimiento por parte de europeos y que podría ser obra de algún navegante español o portugués en lugar del holandés Abel Tasman. Existen indicios y nombres en sus costas que hacen referencia a la península ibérica. Además, la relación entre España y Nueva Zelanda está permitiendo que se incremente el interés por aprender castellano entre la población neozelandesa. Llama la atención la similitud que existe en algunos aspectos lingüísticos entre el español y el maorí, que se leen prácticamente igual. Y está implantado el cristianismo en una buena parte del país. Los intercambios comerciales también se podrán intensificar pues España es uno de sus principales mercados en materia de carne de ovino, de frutas y de otros productos.
