El Gobierno británico anunció ayer su propuesta para la frontera británica con Irlanda en Irlanda del Norte, la única que tendrá Reino Unido con la UE tras el brexit, defendiendo que debe ser lo más abierta posible, “sin ninguna infraestructura física”, una vez que se produzca el divorcio entre Londres y Bruselas.
Downing Street publicó un nuevo informe, el segundo en lo que va de semana, con las líneas generales de su propuesta para la configuración de la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda a partir de 2019, cuando está previsto que el país abandone la organización regional.
Reino Unido subrayó que el Acuerdo de Belfast o los Acuerdos de Viernes Santo, que en 1998 pusieron fin a décadas de enfrentamiento entre nacionalistas y unionistas, debe estar en el “corazón” de las negociaciones sobre esta frontera.