“La naturaleza —dice Alberto Tejedor, a modo de metáfora— es como un monedero; si cada día sacas cuatro monedas y metes dos, llega un momento en que se queda vacío”. La moraleja que este resinero de Sebúlcor saca de la situación actual es la de que “gastamos más agua de la que llueve, y por eso mismo nos estamos quedando sin ella”. “En tiempos de mi padre —agrega— todos los resineros iban por el pinar fumando, ¿y cuántos incendios se producían? ¡Ninguno! ¿por qué? ¡pues porque entonces había humedad!”. Entristecido, Tejedor lanza una dura advertencia. “Estamos cambiando el clima y lo vamos a pagar”.
Los signos del cambio climático son ya visibles, y no solo gracias a los documentales de televisión dedicados a los casquetes polares. Se aprecian en el entorno más próximo. De la Sierra de Guadarrama, por ejemplo, hay diversos estudios científicos sobre cómo las mariposas han debido elevar la altitud a la que viven para poder sobrevivir. A lo largo de toda la provincia han desaparecido en poco tiempo infinidad de fuentes y arroyos. Recientemente, Ecologistas en Acción denunciaba el descenso del 40% del caudal del río Cega en 20 años. Pero no solo ocurre en el Cega. El mal está generalizado en toda Segovia. En Pinillos de Polendos, los jóvenes aprendían antaño a nadar en ‘el Bodón’, un lugar donde hoy el agua apenas llega a los tobillos…
Las leves lluvias de la última semana no ocultan un hecho grave. No llueve, o al menos no como antes. En Segovia, según los datos proporcionados por el Observatorio Meteorológico, no llovió nada en el pasado mes de septiembre, un hecho que no acontecía desde 1973. Un análisis detallado de los datos ofrece un balance al menos preocupante. Si la media de precipitaciones de los últimos 30 años —tomando como base el año hidrológico, esto es, del 1 de octubre al 30 de septiembre— es de 463 litros por año, en el ejercicio precedente fue de 362. O sea, 101 menos de lo normal. De forma paralela, la temperatura sube y sube. En Segovia, la temperatura media en los últimos 30 años ha sido de 12,3º. Pues bien, en el año agrícola 2016/17 fue de 13,8º. Un grado y medio por encima.
Con la intención de anticiparse a los acontecimientos, el Ministerio de Fomento, a través del Centro de Estudios Hidrográficos, ha elaborado un extenso estudio —de próxima publicación— sobre la evolución de los recursos hídricos en España durante el siglo XXI como consecuencia del cambio climático. Una de las conclusiones principales del trabajo es la de que a medida que vaya pasando el siglo habrá menos agua en los ríos, principalmente en las cuencas del Duero y el Tajo. Así las cosas, la provincia de Segovia se encuentra entre las áreas más afectadas.
De momento, muchos embalses están bajo mínimos. A nivel nacional, la sequía ha sacado a la superficie en los últimos meses un montón de monumentos, sumergidos durante décadas bajo las aguas de pantanos. La iglesia románica de Cenera de Zalima, en el embalse de Aguilar de Campoo (Palencia), el balneario de La Isabela construido por Fernando VII entre las localidades de Cañaveruelas y Sacedón (Guadalajara)… Segovia no ha permanecido ajena a este fenómeno. En Maderuelo, junto al puente de acceso a la villa se puede ver hoy el antiguo, habitualmente sumergido en el llamado embalse de Linares del Arroyo, En la balaustrada del viejo puente, dos blasones del marqués de Villena hablan de su larga historia.
“Te impresiona ver el pantano de Linares del Arroyo así, te deja sin palabras”, afirma el fotógrafo segoviano Javier Civantos. “Desde luego, te hace reflexionar sobre el cambio climático; algo estamos haciendo mal”, añade.
Amén del cambio de políticas medioambientales, hay quien cree que conviene mirar al cielo y, al modo de las tradicionales rogativas, demandar agua. En ese sentido, en Segovia cada vez se habla más de la posibilidad de organizar las ‘mojadas’ de Caballar, un rito ancestral en el que se mojan las reliquias de San Valentín y Santa Engracia —hermanos de San Frutos— para reclamar lluvia. Aunque la pasada primavera se estuvo a punto de celebrar una ‘mojada’, las lluvias de última hora frustraron el rito, cuya última edición se remonta a 1992. La actual alcaldesa de Caballar, Susana Gómez, deja abierta la posibilidad a organizar una. “Si sigue así el tiempo, es posible que se plantee”, señaló ayer la regidora, quien aclaró que, para ello, debe cumplirse un estricto protocolo, añadiendo que, en caso de celebrarse, “lo normal sería que fuera en primavera”.
La página web de la Agencia Estatal de Meteorología pronosticaba ayer que en los próximos seis días —desde hoy hasta el día 27de octubre— la probabilidad de precipitación en Segovia es de un 0%. No llueve, pues. Y el problema no es que este año tampoco vaya a haber setas, sino algo bastante más serio.