Los hagiógrafos de San Francisco de Asís definen al santo italiano como un hombre pobre y humilde cuya capacidad para amar a sus semejantes le elevó a los altares como uno de las figuras más señeras de la Iglesia. A buen seguro, de haber podido asistir ayer a la celebración en su honor en la residencia de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca de Segovia, se hubiera sentido muy cómodo entre las decenas de personas que ayer asistieron a la convocatoria festiva realizada por esta comunidad.
Con un tiempo ya otoñal pero una temperatura agradable, el patio central de la residencia ubicada en el corazón del centro histórico de la capital sirvió como escenario para el acto central de la celebración, la solemne eucaristía conmemorativa de la celebración presidida por el carmelita padre Luciano y concelebrada por el sacerdote Angel Palomar.
Con el acompañamiento del coro parroquial de San José, la celebración religiosa tuvo un carácter muy participativo, donde voluntarios, trabajadores y residentes tomaron parte en los distintos momentos de la celebración.
Tras la misa, llegó el momento de la fiesta más distendida, que tuvo como protagonista una agradable merienda en el que hubo momento para las risas, las bromas y para algún que otro baile. También hubo la oportunidad de que las personas que se acercaron por primera vez a la casa pudieran comprobar la calidad de los trabajos artesanales elaborados por los residentes del centro, que se exhibieron en un «mercadillo solidario». Con precios muy populares, el mercadillo mostró labores en tela, madera, velas aromáticas, jabones y elementos decorativos que sorprendieron y agradaron al público, que gustosamente se «rascó el bolsillo» para llevarse a casa algún obsequio como recuerdo de la jornada.
Sin duda, una jornada para la fiesta que servirá para cargar pilas en la actividad cotidiana de los 30 discapacitados físicos e intelectuales que atienden los Hermanos de Cruz Blanca, apoyados por la labor de los trabajadores y voluntarios que hacen un poco más fácil la vida de estas personas con los mismos ingredientes con los que San Francisco de Asís lo hacía con sus semejantes.
