Una vez más, la Academia de Artillería abrió sus puertas para albergar el acto de celebración del aniversario de una promoción de oficiales del arma surgida de las aulas del antiguo Convento de San Francisco. En esta ocasión, los oficiales de la 276 promoción, que acabó su periodo de formación en 1988 celebraron en el patio de ordenes del centro de enseñanza militar el acto conmemorativo de su vigésimo quinto aniversario, presidido por el general director de la Academia, Alfredo Sanz y Calabria y al que asistió una formación de alumnos del centro.
Al margen de los actos marcados por el protocolo de los actos castrenses, el acto estuvo marcado por las intervenciones del representante de la promoción homenajeada, teniente coronel Pedro Torreño, y del general Sanz y Calabria, que fue profesor de esta promoción en sus inicios en la carrera militar.
El teniente coronel Torreño recordó que su generación inició su formación en plena transición a un nuevo modelo tanto de organización militar como social en España, y aseguró que durante su estancia en la Academia «desconocíamos los portátiles, los móviles o Internet, no existían las misiones en el exterior y el francés era una opción igual de válida que el inglés como idioma extranjero».
Por ello, destacó el «gran esfuerzo de adaptación» realizado para asumir los cambios legislativos, orgánicos, tecnológicos y culturales de las Fuerzas Armadas «de los que hemos sido partícipes, y para algunos de ellos, artífices también», y señaló que en este tiempo «nuestra cuenta de resultados no es otra que el ejemplar y eficaz trabajo desarrollado en nuestras unidades, siempre con la constante del arraigado espíritu artillero que adquirimos entre estos muros».
Por su parte, el general Sanz y Calabria volvió a aprovechar la oportunidad de dirigirse a los oficiales homenajeados para transformarla en una nueva lección a los futuros artilleros, recordando las virtudes de «lealtad, rigor intelectual y trabajo en equipo» como ejes fundamentales de su trabajo.
En este sentido, pidió a los artilleros que se mantengan unidos «por el bien del arma, de las Fuerzas Armadas y de España, y Espala de una y otra forma se lo agradecerá».