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El municipio rindió homenaje a la vecina centenaria Cipriana Llorente

por Redacción
29 de agosto de 2013
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El Ayuntamiento de Abades celebró su tradicional homenaje anual a las personas mayores y centenarias del municipio siguiendo el año en curso. En esta ocasión, el especial tributo recayó en Cipriana Llorente García, hija del pueblo, que el próximo día 12 de diciembre cumplirá cien años de edad. Una jornada especialmente feliz para la familia, la corporación y demás asistentes, que comenzó con el oficio de una misa en la iglesia parroquial de San Lorenzo Mártir de Abades.

Tras el oficio religioso, la alcaldesa de Abades, Magdalena Rodríguez, dedicó unas palabras a la homenajeada y le hizo entrega de una placa conmemorativa del acto, felicitando a la misma. Hay que reseñar que Cipriana es la mujer del célebre poeta de la localidad, ya fallecido, Luis Ayuso del Pozo, conocido por el ‘Poeta Labrador’. Los hijos del matrimonio, que estuvieron presentes en el acto, fueron, Paulino, Rosaura y Luis, faltó Mariano, que finalmente no pudo asistir.

Dicen que al lado de un buen escritor o un buen poeta, siempre hay una gran mujer, y Cipriana, lo fue. A ella, según reconocen desde su familia, “no le agradaba que estuviese continuamente escribiendo y dedicado por entero a sus versos, no obstante, a ella sí le gustaba escucharle cuando recitaba, por percibir, lo que decía, lo vivía”, explican.

La nota musical al oficio religioso estuvo precedida por el coro parroquial, que hacía crecer la emoción del momento, protagonizado por vecinos, familiares y asistentes.

Los miembros de la familia, prolífica en la palabra, no podían dejar de mostrar a través de una lectura pausada y íntima, sus sentimientos. En primer lugar Paulino, que intervino con tres composiciones poéticas (‘Recuerdos’, del hermano mayor, Mariano, y de personas de la familia “que ya no están entre nosotros”, reseñó); ‘Agradecimientos’ a todos los que han propiciado el homenaje, y ‘A Cipriana’, en la celebración de su centenario. Otra de las hijas, Rosaura, con una lectura cariñosa, agradeció a su madre la ayuda que siempre le había prestado. Y finalmente, Luis, el hijo menor, hizo lectura de un conjunto de recuerdos vividos junto a ella a lo largo de sus vidas.

Concluido el oficio y la participación de la familia, un refresco en los soportales de la iglesia, con un vino español ofrecido por el Ayuntamiento de Abades. Un momento alegre y participativo, que finalizó, con una comida familiar, con Cipriana Llorente como protagonista.

TODA UNA VIDA

Paulino Llorente, hijo de la homenajeada, derrocha amor por el verso y la cultura; a la vez que fraternal por la familia. En un texto de raíz materna, nos cuenta como allá en los primeros años del siglo XX, coincidiendo con la emigración de las familias a América, en busca de un mejor porvenir, en ese largo viaje, embarcaban sus abuelos maternos, Paulino y Brígida, en dirección a Mendoza, provincia de Argentina. En la dura estancia sudamericana, el abuelo trabajó en el ferrocarril, un periodo en el que la abuela quedó embarazada y pasado el tiempo, alumbró en el cobijo próximo al trabajo, “en la más absoluta oscuridad, a la niña más preciosa, Cipriana, un 19 de diciembre de 1913”, precisa. Unas vivencias, que Paulino, junto a sus hermanos, ha venido escuchando en su niñez, “nos las contaba nuestra madre, al mismo tiempo que nos vestía de limpio, después de habernos lavado y peinado para ir a la escuela y en las largas tardes y noches de invierno, mientras que expurgábamos en las granzas de los garbanzos…” rememora Paulino. Años después embarcaron hacia España, en cuya aventura tardaron nada más y nada menos que veinticuatro largos días de navegación, tomando rumbo hacia su Abades del alma. En el pueblo, la familia vivió en varios lugares, y finalmente en la calle Los Herreros. Cipriana, tuvo cinco hermanos, María, Julia, Paulino, Isabel y Mónica. Recuerda Cipriana una feliz niñez, “y ya de chavalitas, escardando, segando, y rebuscando uvas en Juarros o Garcillán”. Un 23 de septiembre de 1933, Cipriana se casó con Luis Ayuso del Pozo, “un matrimonio feliz del que nacieron mis cuatro hijos, Mariano, Paulino, Rosaura y Luis”, destaca con emoción.

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