La abundancia de lluvias registradas en estos últimos días mantiene sin agua potable a los vecinos de cuatro municipios, o se encuentran con dificultades para abastecerse con normalidad.
Las inundaciones y las crecidas del río Cega han provocado la mezcla del agua turbia con el agua procedente de los manantiales de abastecimiento. En otros casos se han llenado de agua los motores impulsores para los depósitos y se han quemado.
Los alcaldes de Aguilafuente, Fuentepelayo, Aldea Real y Pinarnegrillo han tenido que dictar bandos para advertir a los vecinos de que el agua de grifo no es apta para el consumo, y en otros casos se ha señalado la posibilidad de que así sea. En todos estos municipios, que suman más de 2.600 habitantes, se encuentran a la espera de que se den a conocer los resultados de las analísticas, o de que baje el caudal de los ríos para que se vuelva a la normalidad.
La paradoja de que el exceso de agua ha provocado problemas de abastecimiento, no es nueva. La crecida del río Cega ha inundado el manantial conocido como Las Fuentes, entre Aguilafuente y Lastras de Cuéllar. De él se abastecen varias localidades de la provincia.
El problema ha coincidido con la Semana Santa. Las inundaciones se produjeron el martes 26 por la noche. Al día siguiente empezó a llegar al agua turbia a los domicilios y los vecinos empezaron a sospechar de su calidad. Los ayuntamientos tuvieron que emitir bandos prohibiendo el consumo humano. Pero la llegada de las fiestas no permitió hacer analíticas hasta el propio Sábado de Gloria, en que desde el Laboratorio del Consorcio Agropecuario Provincial, que dirige Rafael Casado, se envió un técnico para tomar muestras del agua con el fin de realizar analíticas. En un primer momento hubo cinco localidades que arrojaron niveles inadecuados para el consumo humano.
El alcalde de Aguilafuente, Jesús Ballesteros Massó, reconoce que tiene un “problema con el agua de consumo”, que se arrastra desde el Jueves Santo. “Estamos haciendo una captación de otro paraje, pero por el momento sigue sin ser potable”, añade. Por eso confía en que la bajada del caudal del río Cega permita que el agua que llega al pueblo pueda consumirse. De momento sólo está garantizado el abastecimiento como agua sanitaria y se ha hecho un reparto de agua embotellada de nueve litros por vivienda habitada. Por el momento los técnicos municipales siguen clorando el agua con el fin de que pueda utilizarse como sanitaria “para baño, ducha o riego”, añade el regidor.
En Pinarnegrillo, su alcalde, José Antona, explica que el problema se ha solucionado parcialmente porque están utilizando el agua almacenada en uno de sus depósitos. “Cuando se gaste, espero que ya se haya normalizado la situación”, asegura. En este pueblo se estropeó además el cuadro de mandos del depósito al quedar cubierto de agua por quedarse inundada la zona. “pero estará o tres días resuelto”, dice confiado.
En Aldea Real también se ha colocado un bando advirtiendo a la población. Y aunque disponen de dos depósitos, se encuentran pendientes de los informes del Consorcio Agropecuario Provincial sobre la calidad del agua. “En cantidad de cloro está bien el agua que suministramos, pero necesitamos que nos den los resultados del depósito alternativo que tenemos para verificar que es potable”, explicó ayer la alcaldesa de este municipio de 353 habitantes, Isabel Rosa Gómez.
Fuentepelayo también dictó un bando en espera de los resultados de conseguir las analíticas.
En Zarzuela del Pinar también habrían tenido problemas, pero su suministro principal lo tiene aguas más abajo de donde la toman las otras localidades. Su alcalde, Nicolás Ortega Lobo, señala que su aporte del manantial de Las Fuentes lo tienen “como reserva”, como también han hecho en Pinarnegrillo, por lo que, por el momento los vecinos siguen contando con agua potable.
